Un guion pasado de rosca – Crítica de “Gloria mundi” (2019)

Publicado el 07 diciembre 2019 por Manuzapata @vivazapatanet

Del director francés Robert Guédiguian se podría decir que es el Ken Loach galo por su retrato de la clase trabajadora desde diversos ángulos y porque su obra muestra una constante implicación y preocupación por los derechos sociales y laborales. Pero, más allá de comparaciones, habría que hablar de un autor con una voz propia e inconfundible y un estilo con unas características que hacen de cada uno de sus largometrajes una singularidad. Su inclinación a ubicar sus historias en su Marsella natal y la querencia por tres actores fetiche para encarnar a sus personajes, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan y Ariane Ascaride, que además son amigos íntimos en el caso de los dos primeros y su mujer en el tercero, conforman su marca de fábrica. De modo que sus películas tienen cierto aroma de complicidad y cercanía por la manera tan personal con la que están pergeñadas. En el filme que nos ocupa se cumplen, como no podía ser de otra manera, estas dos prerrogativas.

El nacimiento de una niña, Gloria, reúne en un hospital marsellés a toda su familia. Pero la alegría será efímera para sus jóvenes padres que pasan por una delicada situación económica. Mientras se las arreglan para llegar a fin de mes retoman el contacto con el abuelo de la pequeña, un ex convicto al que escriben para comunicar la buena noticia.

En los tiempos que corren, salvo los intensos fogonazos de Las nieves del Kilimanjaro y Una historia de locos, el cine de Guédiguian ha perdido enteros y no termina de impactar como el de antaño ni logra mantener el vigor de unos comienzos esperanzadores que tristemente se van diluyendo con el paso de los minutos. Es el caso de Gloria Mundi. Tras un planteamiento dramático tremendamente atractivo, en el que entran en juego los efectos de la crisis en la población de extracción baja y ramificaciones como la explotación laboral y el racismo y la xenofobia, se va convirtiendo en una especie de culebrón debido a las vueltas de tuerca que introduce el realizador en el texto, excesos que provocan que la trama se pase tanto de rosca que deje de interesarnos lo que en un principio había captado nuestra atención.

El mejor activo con el que cuenta el filme es su reparto, encabezado por los tres mosqueteros del cineasta de origen armenio de los que hablábamos más arriba. Sus trabajos transmiten la autenticidad que requieren los roles que escribe Guédiguian, no en vano la interpretación de Ariane Ascaride le valió la Copa Volpi en el pasado Festival de Venecia. En una narración que se reparte entre las vicisitudes de los más veteranos y sus retoños, la contribución en el caso de los segundos de la pareja formada por los padres de la pequeña Gloria, encarnados por Anaïs Demoustier y Robinson Stévenin, resulta lo más reseñable. De todos modos, ni siquiera estos brotes verdes, ni nuestra reconciliación con un final que sí se encuentra a la altura del arranque, hacen que podamos extraer una conclusión positiva del conjunto.

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos

Copyright imágenes  © AGAT Films & Cie/ Ex Nihilo, France 3 Cinéma, BiBi Film. Cortesía de Golem Distribución. Reservados todos los derechos.

Gloria Mundi

Dirección: Robert Guédiguian

Guion: Robert Guédiguian y Serge Valetti

Intérpretes: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan

Música: Michel Petrossian

Fotografía: Pierre Milon

Montaje: Bernard Sasia

Duración: 106 min.

Francia, Italia, 2019