Lo primero que sorprende de él es la estupenda “volta catalana” del techo, una técnica constructiva que, como era artesanal y se transmitía de maestros a aprendices, está prácticamente olvidada.
La galería mide unos 100 metros de longitud. A un lado está el banco en el que se sentaban los vecinos durante los bombardeos, y en él cabían más de 250 personas. El pasillo, según las órdenes de la época, tenía que quedar expedito. Junto a la entrada, y posiblemente durante alguna de las incursiones aéreas, alguien se entretuvo en grabar a cuchillo en las paredes proclamas simples. Viva la FAI, se lee en uno de los ladrillos de adobe. Es una inscripción minúscula, pero una gran metáfora de cómo era la guerra civil en Barcelona; cada cual defendía antes sus siglas que la República, como muy a su pesar descubrió George Orwell, que llegó a la ciudad en diciembre de 1936 para luchar contra el fascismo y tuvo que salir en junio de 1937 para no terminar en manos de los comunistas.
El refugio puede que comenzara a construirse cuando Orwell, el autor de "Rebelión en la granja" y "1984" dormía en las calles de Barcelona por miedo a ser apresado. El refugio se había comenzado a construir en 1937, pero jamás se acabó del todo. Al final del túnel, en una galería lateral, los arqueólogos descubrieron las herramientas que dejaron ahí quienes trabajaban en la construcción del refugio, puede que porque la guerra había llegado a su fin o porque se intuía perdida. Como solo tiene un acceso, y por motivos de seguridad, de momento el túnel está cerrado, pero está previsto que en unos meses se pueda abrir al público, para ofrecer a los barceloneses y a los visitantes un nuevo panorama histórico de la ciudad.
Cuaderno de Juan M Macho Molinero
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