Fue Sun Tzu, uno de los más afamados generales de la antigüedad, quien condensara todo su saber militar en el tratado "El arte de la guerra". Entre otras aserciones me gustaría resaltar aquella idea, a medio camino entre lo que podría ser un planteamiento puramente estratégico y lo que debería considerarse como toda una filosofía de vida: "si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otras; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla". Mucho me temo, a tenor de lo que estamos observando en las primeras jornadas de la National Football League que, dos mil seiscientos años después, más de algún owner sería capaz de plantar un cheque en blanco ante las narices del citado Sun Tzu si con ello pudiera presentarlo, mañana mismo, como nuevo head coach de su franquicia.
Y es que han bastado algunas decenas de minutos de regular season para asistir a un espectáculo que, no por nuevo, ha dejado de sorprendernos. A buen seguro que los seguidores más veteranos de la NFL podrán recordar incontables ejemplos ilustrativos de la tradicional quarterback controversy, pero a nadie se le escapará que estas medidas van mucho más allá de lo que sería un simple relevo de una de las piezas que componen el engranaje del equipo para sembrar una sombra de duda respecto a temas tan vitales como la planificación de una temporada o el liderazgo de grupos.
Pero estas dinámicas son perjudiciales en sí mismas, abocando al más absoluto de los fracasos en la gran mayoría de ocasiones: ¿cómo va a mejorar un quarterback si, casi desde el primer minuto, siente que ha perdido la confianza de su entrenador?. ¿Cómo va a progresar el rendimiento del equipo si observan cómo se tambalea quien iba a ser líder?. ¿Qué clase de fe tendrá un head coach en su quarterback si el equipo no responde a lo que se esperaba?. ¿Qué podemos obtener de un QB que ha sido substituido, cuando le toque volver al equipo titular porque el segundo mariscal de campo tampoco ha funcionado?. ¿En qué situación quedará ese segundo hombre?. Difícil solución a tanto interrogante.
La mancha se ha difundido con extrema rapidez a través de un importante número de equipos. Desde Philadelphia hasta Tennesse, desde Buffalo hasta Oakland sin olvidar Charlotte. Y no pocas ciudades más esperan acontecimientos para seguir el mismo camino. Nerviosos observarán novedades los Kolb, Young, Edward, Campbell, Moore, Collins, Vick, Fitzpatrick, Gradkowski, Clausen y alguno más. Bien pensado quizá no fuera tan buena idea contratar a Sun Tzu, el hombre probablemente acabaría con una crisis nerviosa ante tamaño desatino; y es que nunca ha sido fácil eso de "conocerse a sí mismo".
Artículo publicado en el número 1 de Football Speech.