Guille es un niño sonriente y aparentemente feliz, pero solo hace falta rascar un poco para sospechar que esconde un misterio.Guille es un niño introvertido con una sonrisa permanente, y es un lector empedernido con mucha imaginación. Solo tiene una amiga. Hasta aquí, todo en orden. Pero tras esta máscara de tranquilidad se esconde un mundo fragilísimo, como un castillo de cartas, con un misterio por resolver. El rompecabezas lo configuran un padre en crisis, una madre ausente, una profesora intrigada y una psicóloga que intenta armar el puzle que está en el fondo. Una novela coral que respira sentimiento, ternura, vacíos, palabras no pronunciadas y un misterio sobrecogedor.
No tengo palabras para describir la sensación que me ha dejado este magnífico e impecable libro: maravillada, anonadada, extenuada. Es un libro que te llega al corazón, te trasmite ternura, sensibilidad y mucho amor. Un libro que emociona, y que todos los padres e hijos tienen que leer.
En el libro nos encontramos con un padre y un hijo: Manuel Antúnez y Guille, el niño protagonista de la historia. La historia comienza cuando la nueva profe de Guille, se da cuenta de que algo pasa con el niño: aunque ya sabía que Guille era especial, pero hay algo que falla y no encaja, decide entonces solucionar el problema llamando a María, la psicóloga del centro.
María, la psicóloga, empezará a tratar una hora a la semana al chico, y empezará a obsesionarse con la actuación inusual de Guille: le observa, le analiza, pero no llega a entender qué es lo que realmente sucede: cree que la falta de su madre Amanda, que está en Dubái trabajando, es lo que está martirizando a Guille.
La edición es preciosa. Al ser narrado por un niño hace que el libro cobre una delicadeza e inocencia importantes -hará que adoremos incansablemente a los niños protagonistas-. Sin duda, dos de las cosas más bonitas del libro son los dibujos y las cartas que Guille hace… una fantástica forma de descubrir el interior de un niño, su sufrimiento, su forma de llamar la atención y una de las mejores maneras para que el lector se adentre a esta historia.
En conclusión, Un hijo es un libro maravilloso donde reirás, llorarás, bailarás y cantarás… o lo que es lo mismo te emocionarás con los dos personajes. Una lectura que alberga dolor, amor, paz y descanso. Narrado parcialmente por la visión de un niño hace que veas la realidad de forma ingenua, inocente y entusiasta; un libro que alberga un torbellino de sentimientos y que hará que tú también los vivas intensamente y desees (yo como hija) decir a mis padres que ¡les quiero! Con una pluma elegante y a la vez sencilla y natural te sumergirás en una historia llena de emoción que te llegará directo al corazón. ¡¡Debes leerlo!!
Gracias a Carmen G. Trevijano por el envío del ejemplar