Alberto Baena Zapatero en Lisboa
El estudio de la circulación de ideas, objetos y personas es un tema muy en boga en la historiografía actual. El argumento ha dado para multitud de estudios pero hay pocos tan originales como el que Alberto Baena Zapatero (Madrid, 1978) lleva a cabo sobre los biombos novohispanos. Investigador en el Centro de História de Além-Mar (CHAM) de la Universidade Nova de Lisboa desde hace un año, la suya es una apuesta innovadora que, partiendo de la cultura material, pretende aplicar la Connecting History al Imperio español, dentro y fuera de sus límites. De Nagasaki o Cantón al México Colonial y la Península Ibérica pasando por Manila, con todo lo que un periplo del género conlleva.
En La Historioteca (ELH): ¿Cómo comenzó a interesarse por los biombos?
Alberto Baena Zapatero (ABZ): La mayor parte de mi vida investigadora la he dedicado a los estudios de género en la Nueva España y a la identidad criolla. Ese fue mi tema de tesis pero mientras investigaba y buscaba ejemplos iconográficos sobre los personajes que estudiaba me topé con los biombos. Poco a poco fui comprendiendo que ahí había un filón inexplorado desde el que se podía tratar el tema de la construcción de identidades o el de la circulación de ideas, objetos y personas
ELH: Para un público no especializado el biombo no es un objeto que en principio pueda transmitir mucha información, ¿qué hay en los biombos que le permita estudiar las identidades o la circulación de ideas?
Encuentro de Cortés con Moctezuma. Fundación BANAMEX
ABZ: Es cierto, la gente piensa en el biombo actual y es fácil que nunca se haya parado a pensar que en otro tiempo fueron parte de la publicística. El biombo es un elemento que surge en China como simple separador de espacios en las viviendas pero cuando llega a México su uso primitivo se transforma. En la Nueva España son conocidos con el nombre de rodaestrados. Es decir, se colocan alrededor del estrado, donde las autoridades recibían en las audiencias. Imagínese al virrey sentado en la sala principal de su palacio y tras él un enorme biombo o rodaestrado con doce o catorce hojas en la que, por ejemplo, se escenifica la conquista de México. Quien veía el biombo recibía mensajes políticos directos; el propietario buscaba en él una forma de transmitir su ideario.
ELH: ¿Qué mensaje hay detrás de un rodaestrado que representa la conquista de México?
ABZ: Verá, ese biombo del que le he hablado tiene dos escenas: por un lado, la conquista y por otro una panorámica de la ciudad en la que se reflejan cada una de las iglesias erigidas en la urbe. La nobleza novohispana es una élite que no debe tanto su condición a la sangre como a los servicios a la Monarquía. Ese biombo es una forma de legitimar su papel. Ellos dicen: "nosotros encontramos una ciudad que vivía en el pecado, acabamos con ella y levantamos una ciudad digna de Dios (y de la Monarquía católica). Una ciudad tan cristiana como cualquier otra en Europa si no más devota".
ELH: ¿Esa es una información que se queda en México o que puede llegar a Europa?
ABZ: Es fácil que llegue a Europa y le explico el porqué. En la vida de un biombo hay varias etapas. Muchos se construyen en Extremo Oriente pero con temáticas novohispanas, por encargo, y aquel que hace el encargo, tras su época como funcionario en América, a menudo regresa a España y lo hace con el biombo, que será conocido por las élites peninsulares.
ELH: Ese parece un itinerario clásico: Galeón de Manila, México y más tarde España, ¿ha encontrado también algún tipo de información que rompa esquemas, que desmonte tópicos asumidos por la historiografía?
ABZ: Quizás esas sean palabras mayores pero hay casos curiosos. En el inventario de bienes de un gobernador de Filipinas localicé once biombos japoneses en un periodo en el que el comercio con Japón estaba prohibido, lo cual invita a reflexionar sobre el valor de la documentación en oficial en los estudios históricos. Una cosa es lo que se escribe sobre el papel y otra la realidad. Este es un caso pero auguro que debe de haber muchos como este. Es cuestión de tiempo.