Los líderes religiosos que se enfrentaron con Cristo jamás lo habrían calificado de hombre bueno. A sus ojos, cualquiera que aseverara ser Dios, era un mentiroso e impostor.
Veamos alguna de sus asombrosas afirmaciones del Señor Jesús en Juan 5:
Se refirió a Dios como su Padre, haciéndose igual a Dios (v. 18). Declaró que Él hacía las mismas obras que el Padre (v. 19). Dijo que resucitaría a los muertos con solamente su voz (vv. 28, 29). Aseveró que el Padre le había dado toda autoridad para juzgar (v. 22). Exigió la misma honra que Dios (v. 23) Prometió dar vida eterna a los que creen en Él (v. 24).
Un hombre “bueno” no haría estas aseveraciones, de no ser ciertas. Si Jesús fue un simple hombre, su muerte en la cruz no habría sido de provecho para nadie. Pero si sus afirmaciones son ciertas, la salvación de usted depende de su fe en Él.
Cualquier persona que desee saber quién es Jesús, debe tener en cuenta sus aseveraciones. Es un asunto de vida eterna o muerte eterna. Nadie que niegue la divinidad de Cristo entrará al cielo, porque Él es el único camino al Padre (14.6). Este es el momento para creer —no cuando esté frente a Él en el juicio final.
(En Contacto)