“La propaganda nos ha llevado hasta el poder, nos ha permitido desde entonces conservar el poder, también la propaganda nos concederá la posibilidad de conquistar el mundo”.
ADOLF HITLER
El Ministerio del Reich de la Iluminación Pública y Propaganda funcionaba en un palacio en la Wilhemstrasse, frente a la Cancillería del Reich al mando de Adolf Hitler. Desde allí irá monopolizando la vida intelectual y cultural de Alemania, con un simple sentimiento que guiaría su acción: “Nosotros somos los amos de Alemania”.
Si usted quiere emular los pasos de Joseph Goebbels, tome nota, por si algún día le toca estar al frente del Ministerio de la Propaganda y quiera repetir su éxito:
Queme 20 mil libros de autores judíos o antinazis, de ser posible en un lugar próximo a la Universidad.“Sobre todo es necesario centralizar claramente todas las actividades radiales, para ofrecer una visión clara del mundo” enunciaría, sin rubor, en un discurso.
Coopte figuras de los distintos estratos culturales (radio, cine, teatro, prensa, música, literatura) y póngalas al frente de las purgas de artistas judíos, socialistas y liberales.
Declare arte degenerado a corrientes experimentales como el arte abstracto o la música atonal.
Supervise el contenido de todo periódico, libro, obra teatral.
Mejor aún: que los mismos autores se autocensuren por temor a represalias.
Monopolice los diarios principales y el nuevo medio (la radio, entonces) para que toda comunicación tenga la única visión nazi integradora.
Cuente con un gran presupuesto en el Ministerio, para poder pagar altos salarios a los funcionarios y generosos subsidios a los artistas cooptados.
Distribuya medios de comunicación baratos (entonces, radios) para que toda la población tenga acceso al discurso oficial.
No se sobrepase con la propaganda: deje un lugar para las novelas románticas y comedias ligeras para que el público se entretenga, mientras escucha las propagandas entre escena y escena.
Organice recitales gratuitos en las fábricas.
“Hoy me enorgullezco de haber descubierto los métodos que nos permitieron, no sólo tornar ineficaz la propaganda de nuestros adversarios, sino, además, apabullar con sus propias palabras a quienes la concibieron”
ADOLF HITLER
(continúa mañana)