Y esta labor se dificulta entre más atrás vamos en el registro fósil, pues existieron muchos tipos de organismos con cuerpos parecidos a hongos. Y no hablo de las setas, que son el medio de dispersión de la reproducción sexual de algunos hongos, sino de las hifas, estructuras filamentosas que forman el cuerpo de los hongos filamentosos. Pero de cuando en cuando podemos echar un ojo al pasado fúngico y tal es el caso de un trabajo reciente que nos muestra un fósil de hace 440 millones de años (Silúrico temprano), lo que lo convierte en uno de los hongos más viejos conocidos.
Pero ahí no para lo interesante. Pues este hongo, de la especie Tortotubus protuberans, es además ¡terrestre! Y pues sorprende, dado que en esta antiguedad, los organismos terrestres son toda una rareza. Este pequeñín tenía un rango geográfico bastante amplio, que iba de lo que hoy es Suecia, Escocia, Albania, Estados Unidos, Francia, Libia, Chad y Arabia Saudita. Y de cronología, ni hablemos, pues perduró hasta el Ordovícico tardío.
Hallazgos como estos llenan importantes huecos en la evolución de los primeros eucariotas y conectan la historia de los hongos marinos con los hongos de agua dulce y tierra firme. Con esta evidencia avanzamos un paso en la dirección correcta para entender cómo es que diferentes grupos biológicos colonizaron tierra firma durante el Paleozoico. Esperemos que en el futuro podamos saber más de éstos y otros hongos extintos.
Fuente:Smith, M. R. (2016). Cord-forming Palaeozoic fungi in terrestrial assemblages. Botanical journal of the Linnean Society, 180(4), 452-460.