La administración fascista de Donald Trump ha vetado una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para pedir un alto el fuego global que permitiera facilitar la lucha contra la pandemia de coronavirus.
El voto negativo de Estados Unidos ha llegado después de que China pidiese mencionar en la resolución a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, Estados Unidos rechazó dos borradores que se le presentaron, uno que mencionaba por nombre a la OMS, y otro donde era mencionada implícitamente con el título más genérico de «agencias de salud especializadas».
En particular, en su desquisiada confrontación con la OMS, el corrupto mandatario estadounidense acusa a la organización de ser «chinocéntrica». Por su parte, China acusa a Estados Unidos de llevarle “al borde de una nueva guerra fría”.
El mencionado proyecto de resolución, patrocinado por Francia y Túnez, solicitaba el cese de las hostilidades en las zonas de conflicto armado y una «pausa humanitaria», a fin de que los gobiernos puedan enfrentar mejor las consecuencias de la pandemia. Su votación había sido apoyada por todos los miembros del Consejo de Seguridad –con excepción de ee. uu.
La respuesta de la ONU
Los diplomáticos de la ONU se vieron sorprendidos por la decisión de Estados Unidos, que de esta forma saboteó seis semanas de esfuerzos sin visos de revivir en futuros debates.
«Esta conversación ha sido secuestrada por cuestiones que no tienen nada que ver con los problemas reales que están en juego. Se ha transformado en una pelea de Estados Unidos contra China», ha lamentado un diplomático del Consejo de Seguridad de la ONU.
El «alto el fuego global» es una iniciativa del secretario general de la ONU, António Guterres, que ha reiterado este mismo sábado a un armisticio «sin precedentes» para afrontar la pandemia de coronavirus, que ya ha dejado más de cinco millones de casos y cientos de miles de fallecidos en todo el mundo.
Ya a mediados del pasado mes de abril el secretario general de Naciones Unidas , António Guterres, indicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) “tiene que ser apoyada” y afirmó que “no es el momento” de reducir sus recursos, luego que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendiera los fondos que el país norteamericano destina al organismo.
“Mi convicción es que la Organización Mundial de la Salud debe ser apoyada porque es absolutamente esencial en los esfuerzos del mundo para ganar la guerra contra el coronavirus”, dijo Antonio Guterres.
“Una vez hayamos pasado la página de esta epidemia, debe haber un momento para mirar hacia atrás y comprender cómo surgió esta enfermedad y cómo propagó su devastación tan rápidamente en todo el mundo, y cómo todos los involucrados reaccionaron a la crisis”, afirmó en un comunicado el secretario general de la ONU.
A pesar de tan fundamentado reclamo, la administración Trump hace oídos sordos, pues está claro que el destino de la humanidad, ¡le importa un comino!.
EE.UU bloquea condena en ONU de agresión mercenaria a Venezuela.
Por ello no es de extrañar que Estados Unidos bloqueara un comunicado de prensa propuesto por Rusia al Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba el uso de la fuerza y de mercenarios en Venezuela, luego de que Caracas anunciara que frustró un intento de invasión.
«Llamamos a todos los participantes en la discusión de hoy a condenar de manera inequívoca el intento de invasión del territorio soberano de Venezuela» liderado por Estados Unidos y Colombia, dijo el vice embajador de Rusia, Dimitri Polyansky, en una videoconferencia del Consejo abierta al público.
«Hoy queremos preguntar: ¿cuál es el objetivo real del desfile de la marina estadounidense en el Caribe? ¿Hay más mercenarios ‘en el terreno’ en Venezuela? ¿Quién es responsable por los ataques contra infraestructura clave venezolana, incluidas las redes eléctricas?», añadió.
Pero la embajadora estadounidense Kelly Craft rechazó de plano la aprobación conjunta del comunicado por parte del Consejo.
Estados Unidos con manifiesta crueldad, ha implementado una batería de sanciones contra entidades y medidas que apoyan o integran el gobierno venezolano, y ofrece 15 millones de dólares de recompensa por Maduro tras acusarlo de narcotráfico ante una corte federal de Nueva York.
«Enfrentamos un ataque armado inminente que por sus efectos genocidas equivale a un crimen contra la humanidad», apuntó en el Consejo el embajador venezolano, Samuel Moncada, y aseguró que hay más mercenarios en el país.
Los vetos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El Consejo de Seguridad es el órgano de las Naciones Unidas cuya responsabilidad primordial es el mantenimiento de la paz y la seguridad entre las naciones. Conforme al capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, los estados miembros están obligados a aceptar y cumplir las decisiones del Consejo, mientras que los otros órganos sólo pueden hacer recomendaciones.
El Consejo está conformado por 15 naciones, 5 permanentes y 10 temporales. Los cinco miembros permanentes son: Estados Unidos, la República Francesa, el Reino Unido, la República Popular China y la Federación Rusa.
Los 10 miembros no permanentes son electos cada dos años como representantes regionales.
La presidencia del Consejo se rota mensualmente de manera alfabética.
Cada Miembro del Consejo tiene un voto y las decisiones se toman por voto afirmativo de por lo menos nueve de los quince miembros. Cuando se trata de cuestiones de fondo se requiere que además de los nueve votos afirmativos no exista ningún voto de los cinco miembros permanentes en contra.
Esta es la regla de la unanimidad de las grandes potencias, conocida más comúnmente como «derecho de veto». En esta situación, si uno de los miembros permanentes no está de acuerdo con una decisión puede emitir un voto negativo, «vetando» o bloqueando dicha decisión. Todos los miembros permanentes han ejercido su poder de veto en alguna ocasión.
En caso de que algún miembro permanente no apoye una decisión pero tampoco quiera bloquearla puede abstenerse en la votación.
La cuestión del derecho de veto en el Consejo de Seguridad ha sido ampliamente discutida porque se considera como una práctica que vulnera la democracia al interior de este órgano. Dentro de los planteamientos de reforma de la ONU se ha estudiado la posibilidad de eliminar el derecho de veto, aunque no se ha llegado a ningún consenso.
Una política de veto imperialista.
A diferencia con los vetos emitidos en el pasado por la URSS y en la actualidad por Rusia y China, cuyos objetivos fundamentales han sido garantizar la paz mundial e impedir diversas injerencias y agresiones militares imperialistas contra países del Tercer Mundo, los de las potencias occidentales, y en especial los de Estados Unidos, han perseguido hacer valer sus intereses hegemónicos sobre la comunidad internacional.
El embajador Charles W. Yost emitió el primer veto estadounidense en 1970, en relación con una crisis en la antigua colonia británica de Rhodesia ( actual Zimbabue;), para defender los intereses de los racistas blancos ante el avance de las fuerzas patrióticas de ese país africano. y los Estados Unidos emitieron un veto solitario en 1972 para bloquear una resolución que condenaba a Israel por la guerra con Siria y Líbano.
Desde entonces, EE.UU se ha convertido en el usuario más frecuente del poder de veto, principalmente en resoluciones que critican y condenan a Israel y casi siempre de manera unilateral para bloquear resoluciones que condenan las guerras de agresión y las brutales violaciones de los derechos humanos promovidos por la Casa Blanca.
Así, desde 2002, se ha aplicado la doctrina Negroponte para el uso de un veto sobre las resoluciones relativas al conflicto entre Israel y Palestina. Esta ha sido una constante causa de fricción entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. El 23 de diciembre de 2016, la administración Obama se abstuvo de votar acerca de una resolución pidiendo el fin de los asentamientos israelíes, lo cual permitió que dicha resolución fuera aprobada.
En la práctica, el “lobby” sionista de Washington que hace lo que quiere con la política exterior norteamericana, presiona todo el tiempo a la Casa Blanca para que satisfaga las apetencias expansionista de Israel en el Medio Oriente,en particular contra Irán y el sufrido pueblo palestino, lo que se ha acentuado bajo la administración Trump.
Para que se tenga una idea, desde 1982, Estados Unidos ha vetado más de 45 resoluciones del Consejo de Seguridad que critican a Israel, más que el número total de vetos emitidos por todos los demás miembros del Consejo de Seguridad».
¡Que mejor prueba de la clara subordinación de la Casa Blanca al Sionismo internacional!.
Estados Unidos contra la ONU
Estados Unidos ha resultado ser un anfitrión bastante crítico de la ONU, de la manera como funciona e incluso de su misma razón de existir.
Como se vio durante la crisis que desembocó en la guerra de Irak en 2003, la Casa Blanca no siempre mantiene las mejores relaciones con la ONU aunque asegura reconocer su importancia para el equilibrio internacional.
Pero para muchos, con el último veto de EE.UU en el Consejo de Seguridad y las amenazas de Trump de retirarle la ayuda financiera a la OMS, esas relaciones podrían no estar en vísperas de mejorar.
Históricamente a los superpoderes como EE.UU no les gustan las instituciones globales.
A EEUU le gustaría hacer las cosas a su manera», aseguró a BBC Mundo, James Paul, director del Foro de Políticas Globales, un centro de estudios basado en Nueva York que hace seguimiento al trabajo de la ONU.
Washington dijo es muy crítico de la manera como opera Naciones Unidas porque ha dejado de ser un dócil vasallo de la Casa Blanca.
En particular, Washington aborrece a la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde desde hace décadas solo cosecha sonados fracasos como las reiteradas votaciones de condena al genocida bloqueo económico contra Cuba.
Es cierto que varios países aspiran a que se cambie el equilibrio de poder dentro del Consejo de Seguridad, el organismo ejecutivo y con real poder dentro de la ONU. Washington preferiría que no, al menos por ahora.
Doble política
Pero la ONU tiene un problema práctico con EE.UU. y es que este país, su principal financista, no paga, o al menos no a tiempo.
Durante los años noventa Washington llegó a deberle al organismo cerca de US$1.000 millones, y aunque la deuda ha ido siendo cancelada progresivamente en la actualidad asciende a US$278 millones. Casi las dos terceras partes de lo que los Estados miembros deben al organismo.
Y como en el Congreso norteamericano tampoco parecen estar los mejores amigos de la ONU, el Senado ha condicionado el pago de la deuda que tiene EE.UU. con el organismo mundial a que se realicen una serie de reformas convenientes sólo a los EE.UU.
«A diferencia de los imperios del pasado que tenían una sola cabeza, aquí el Congreso es otra cabeza, es una hidra. Y muchas veces el Congreso actúa en dirección opuesta al de la administración.
Algunos cuestionan la base moral que tendría Washington para criticar a la ONU, ya que aseguran que parte de la ineficiencia de la que acusa al organismo se debe a las dificultades financieras a las que contribuye al no pagar a tiempo su cuota anual.
Por supuesto, estas dificultades financieras son utilizadas hoy por el gobierno de Donald Trump para tratar de chantajear descaradamente a la ONU.
Estados Unidos chantajea a las Naciones Unidas
Desde la fundación de las Naciones Unidas EE.UU trata de chantajear a la comunidad internacional, para que no persiga sus políticas unilaterales contra otros países, afirma el analista Humberto Gijon.
Así por lo menos lo ha subrayado el experto en una entrevista concedida a HispanTV respecto a la carta de nueve países —Irán, Rusia, China, Siria, Venezuela, Cuba, Zimbabue, Corea del Norte y Nicaragua—al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), en la que se pedía la toma de medidas para levantar las sanciones de EE.UU contra estos países.
Conforme al documento, el organismo, con sede en Ginebra (Suiza), debería actuar de inmediato para poner fin a las limitaciones que han puesto en peligro la vida de millones de personas en estos países, especialmente, en momentos en que el mundo vive la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19.
Los signatarios de dicha carta también enfatizan que las restricciones financieras, bancarias y las sanciones económicas de Washington han impedido a sus
países el acceso a sus ingresos.
Para Cuba es una obligación el respeto y cumplimiento pleno de la Carta de la ONU
En particular, Cuba rechaza que se use el foro de la Asamblea General, y por ende la ONU, para endosar agendas nacionales y maniobras políticas unilaterales, encaminadas a promover la injerencia en los asuntos internos de otros Estados, derrocar gobiernos legítimos y violar la soberanía e independencia política.
Para Cuba es una obligación el respeto y cumplimiento pleno de la Carta de la ONU, sus principios y propósitos.
En este sentido los representantes de Cuba en ONU, han denunciado en reiteradas ocasiones los chantajes y presiones que ejerce Estados Unidos en esta organización con el objetivo de legitimar un golpe contra Venezuela y sus autoridades legítimas.
Así por ejemplo, al intervenir en el Grupo de Trabajo Especial sobre la Revitalización de la Labor de la Asamblea General, el embajador cubano ante la ONU rechazó el uso de las salas de Naciones Unidas para generar y promover campañas en contra de sus propios Estados miembros, como está haciendo Washington.
Todo ello constituye una abierta violación no solo de las resoluciones y normas de la ONU, sino también de los propósitos y principios fundacionales de esta organización multilateral, subrayó.
Para concluir, en nuestra opinión el criticado veto de EEUU contra el alto al fuego propuesto en el Consejo de Seguridad saca a la luz la naturaleza criminal del imperio yanqui.
Esta acción diplomática deja una vez más aislado a Estados Unidos de la comunidad internacional, luego de que el 14 de abril el presidente Donald Trump anunciara la suspensión de los fondos de su país a la OMS, en medio de la lucha contra la pandemia
Deplorablemente, como afirman destacados politólogos, el veto de Washington en el Consejo de Seguridad de la ONU terminará costando muchas vidas en todo el mundo.
De hecho, este vergonzoso paso dado por los EE.UU en el Consejo de Seguridad, ¡es un infame veto contra la vida, la salud y la paz en el planeta!.
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