Un joven cachorro

Por Tiburciosamsa


En Europa, cuando uno es hijo de político, aprovecha los contactos de papá para colocarse bien en alguna empresa, a menos que se llame Andrea Fabra, en cuyo caso papá le regala un escaño para que se eche unas risas a costa de los parados. En Asia, cuando uno es hijo de político es muy probable que más tarde o más temprano le toque heredar el partido de papá.
El último joven cachorro en entrar en política ha sido Bilawal Bhutto Zardari, cuyas credenciales son inatacables: su padre es el Presidente de Pakistán y su madre fue dos veces Primera Ministra del país. No sólo la genética le predestinó para la política, sino que su mismo nombre es de lo más adecuado. “Bilawal” significa “uno sin igual”. Uno nombre tan apropiado no lo mejora ni Imran Khan.
Bilawal ha pasado más tiempo fuera que dentro de Pakistán, entre los años que acompañó a sus padres en el exilio y sus estudios en el Reino Unido. Habla mejor el inglés que el idioma oficial de Pakistán, el urdu. Lo bueno de ser hijo de político es que eso son meras minucias, como lo es la cuestión de la edad. Bilawal fue designado Presidente del Partido Popular de Pakistán (PPP) el 30 de diciembre de 2007, a la tierna edad de 19 años. Su madre, Benazir Bhutto, acababa de ser asesinada y su padre, Asif Ali Zardari, consciente de que “popular” y “carismático” no son adjetivos que vayan mucho con su personalidad, estimó que Bilawal sería un Presidente del partido menos contestado de lo que él sería.
Los siguientes años Bilawal los dedicó a terminar sus estudios. Según ciertos rumores, los dedicó a eso y a tirarle los tejos a la Ministra de Asuntos Exteriores de su país, Hina Rabbani Khar, casada y que le saca once años. La prensa amarilla y la rumorología local se han complacido en los últimos meses en sacar detalles a cuál más escabroso: que si papá Zardari les habría pillado con las manos en la masa en el palacio presidencial, que si habrían planeado pasar de todo y de todos y fugarse juntos a Suiza, que si papá Zardari estaría haciéndoles la guerra sucia a la Ministra y a su marido para destruirla y que no empañe la carrera política de su vástago… Claro que también podría ser que el ISI, el servicio de inteligencia pakistaní, le hubiese puesto la proa a la Ministra, como muestra de rechazo a cómo gestionó el “memogate” y las relaciones con EEUU. La política pakistaní es tan complicada que nunca se puede estar seguro de nada.
Bilawal irrumpió oficialmente en la política pakistaní el pasado 26 de diciembre, coincidiendo con el quinto aniversario del asesinato de su madre, y cumplió con las expectativas. Pronunció un discurso entusiasta y lleno de pasión. Sacó a relucir el resplandor del nombre Bhutto: “Hoy estoy con los mártires en Garhi Khuda Baksh [es donde la familia Bhutto tiene su panteón]. Estoy con mi madre y mi abuelo. Zulfikar Ali Bhutto y Benazir Bhutto todavía están vivos en nuestros corazones incluso hoy. Bhutto es una emoción, un amor. Cada desafío está empapado en sangre, pero al final perderán. Por muchos Bhuttos que maten, más Bhuttos surgirán en cada casa [atención, que ya se cargaron a tu abuelo, a tu madre y a uno de tus tíos]. También esgrimió los valores democráticos, algo tan mentado como poco practicado en el país: “Hay dos tipos de poderes en este país: el que prefiere la vía de la dictadura y luego está el poder del siglo (…) A un lado estamos firmes como una pared contra los terroristas y después están aquéllos que incluso tienen miedo de pronunciar sus nombres. (…) Hemos escogido un camino muy difícil. Nuestro camino es el camino de la democracia, que Benazir nos enseñó a caminar. Iremos al lugar en el que un Pakistán brillante y progresista nos espera.” No descuidó en su intervención algo tan prosaico como necesario: dar capones a los rivales de su padre. Al Presidente del Tribunal Supremo Iftikhar Muhammad Chaudhry, que quiere reabrir los casos de corrupción contra su padre, le acusó de estarse de brazos cruzados en el proceso por el asesinato de su madre, y al ex-dictador Musharraf le acusó de haberla asesinado al sabotear deliberadamente su seguridad.
Su intervención fascinó a sus partidarios. Más vale que sea así, porque según los analistas políticos Bilawal es la única baza política que le queda al PPP de cara a las elecciones del próximo febrero. O sea a cruzar los dedos y a confiar en que Bilawal realmente haya sacado los genes de su madre Benazir más que los de su padre Asif Ali Zardari.