Todo lo que me ha pasado en la vida me ha llevado hasta aquí. Cuando una película lleva tu nombre queda claro que como personaje vas a ser el foco de atención y todo va a girar en torno a ti. La complicada existencia de esta joven habrá dado tantas vueltas al llegar al momento de hacer balance, que esa reflexión adquiere matices que ni siquiera hubiesen pasado por su mente un tiempo antes.
Con el veterano Luc Besson a los mandos no podíamos esperar la plácida y tranquila historia de una moscovita en el París de finales del siglo XX. Más bien se trata de una turbia trama de espionaje y contraespionaje en los estertores de la guerra fría, con un toma y daca al más alto nivel entre el KGB y la CIA.
Tras un prólogo en el que asistimos a la eliminación de varios agentes estadounidenses a manos de los servicios secretos soviéticos en 1985, nos encontramos, cinco años después, en un bazar cercano al Kremlin. Un cazatalentos convence a la protagonista, que trabaja allí, para que viaje a Francia y se convierta en modelo. A partir de ahí, una compleja estructura de flashbacks nos va explicando que nada es lo que parece.
El ingenio del guion radica en que va dejando interrogantes que resuelve más adelante por medio de vueltas al pasado reciente que se van repitiendo recurrentemente, estableciendo, ya desde los primeros instantes, un estimulante desafío que el espectador acepta gustoso.
Sin afán historicista, el principal objetivo del largometraje es la acción pura y dura. Al cinéfilo atento no le pasará desapercibido el innegable paralelismo de lo que se cuenta con el trabajo que, allá por 1990 (precisamente el año en el que se ubica el inicio de este relato), dio a conocer internacionalmente a Besson. Tenemos entre manos una brillante puesta al día de Nikita, dura de matar, el estupendo filme de culto que también nos descubrió a la contundente Anne Parillaud. A saber si la coincidencia entre el nombre de aquella actriz, ex del cineasta, y el que da título a esta cinta tampoco surge de forma casual.
ANNA es un palíndromo, puede leerse igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Además, en el rótulo que aparece en pantalla, jugando con la grafía cirílica, vemos la segunda N al revés, provocando un efecto espejo que habla de una personalidad difícil de desentrañar. Un recurso narrativo, otra metáfora visual, que unir al conjunto de muñecas rusas que habitan unas dentro de otras y que sirve para explicar el modo en que se ha montado el armazón de este retorcido libreto. Aunque lo verdaderamente fascinante se concentra en el personaje principal, ideado de la misma manera, a imagen de una cebolla cubierta por distintas capas; no sabes si lo que ves es la verdadera Anna o hay otra, más oculta, que encierra su auténtica esencia, como uno de esos juegos de matrioshkas que ella misma vendía en su puesto del mercadillo.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © EuropaCorp, TF1 Film Production. Cortesía de Entertainment One Spain. Reservados todos los derechos.
Anna
Dirección y guion: Luc Besson
Intérpretes: Sacha Luss, Helen Mirren, Luke Evans
Música: Éric Serra
Fotografía: Thierry Arbogast
Montaje: Julien Rey
Duración: 119 min.
Francia, Estados Unidos, 2019
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