¿Qué es “Un juego de niños”?Esa es una pregunta de difícil respuesta porque es un ejercicio literario que aúna demasiadas cosas. Da la impresión de que la idea originaria era una y que poco a poco la novela y los personajes empujaron en otra dirección consiguiendo que al final exista una indefinición muy grande en toda la novela.Para no desanimar a los posibles lectores comenzaremos con los halagos.
recrear la sociedad sureña norteamericanaDonna Tartt escribe muy bien, es un hecho. Tiene auténtica habilidad para trazar escenas y también definirlas con detalle y elegancia, ese sería el punto más importante en su narrativa, su capacidad para recrear momentos, paisajes, personajes y escenas. Todo lo que cuenta es muy vivo, muy definido, muy descriptivo y todo se hace desde la sencillez, desde una elegancia contenida en palabras normales, sin exagerar el uso de cultismos y acercando la prosa al lector. Por ahí, por esos dos elementos, me ha recordado a novelística clásica, puede ser que por esa facultad de retratar escenas e imágenes con precisión y hacerlo con un lenguaje sencillo muchos críticos y lectores la hayan comparado con autores clásicos. Es muy cierto que tiene mucha mano incluso para escenas de acción, pese a que brillen por su ausencia, sabe administrar los tiempos, dar la información precisa para enganchar al lector y solucionarlo con sapiencia. Lo cual da muestra de haber dejado escapar una oportunidad tremenda para hacer una novela poderosa y redonda.La idea de Tartt, seguramente porque estoy suponiendo, era recrear la sociedad sureña norteamericana. Por momentos lo hace desde dos biotipos, los Cleve y los Ratliff, los primeros son los americanos de nivel, asentados en sociedad y que velan por el cumplimiento de las normas sociales. Los segundos, los Ratliff, son el tipo de familias depauperadas y pobres que viven en una caravana. Ahí existía una novela de antagonismos y que se diluyó no bien al iniciar un ramal de thriller en la narración hizo apartar esa idea. El ramal del thriller conllevó la aparición de la protagonista, Harriet, vástago de los Cleve y que pretende dilucidar la muerte de su hermano Robin, cuyo autor y causas no han sido aclaradas. Y Harriet hizo derrapar toda la idea del thriller al arrimar la acción al mundo de iniciación que enlaza con novelística clásica tipo Twain o Stevenson sobre la infancia cuando se halla cerca de la pubertad y el mundo parece muy distinto a lo que en realidad es. Lo ven, era un lío.Ahí, en todo este lío, vemos que la novela no se aclara, pasa de un punto a otro, sin completar una acción definida en ninguno. La novela va girando y rotando sin que llegue a definirse salvo al final, lo cual habla de una novela de acumulación.Sospecho que el principal problema al que se enfrentó la autora fue la construcción de las relaciones entre personajes, ahí radica el principal mal de la novela. Por poner un ejemplo; no se puede plantear una familia de la protagonista, que se supone van a ser importantes, con dos miembros más, uno sólo duerme y el otro se desvanece en una habitación sin ejercer ninguna acción. Ahí, en ese punto, es donde está el principal problema de construcción, no es posible armar semejante novela con tan escasos mimbres.Pese a todo lo dicho la novela me ha parecido entretenida, no puede hablar de que me gustara porque me he pasado la mitad de la lectura preguntándome hacía donde iba. Creo que necesitaría un afeitado radical, sobran la mitad de las páginas y la autora no entiende la palabra “contención”. Tal vez pecó de ambición.Por otro lado entiendo que haya personas que aplaudan la lectura, es cierto que como ejercicio literario es gustoso porque escribe muy bien, faltaría aclararse con el argumento.Harriet tenía la mirada perdida. Notaba un peso sobre ella, una oscuridad. Había aprendido cosas que no sabía, cosas que ni siquiera sospechaba, y sin embargo, en cierto modo, ese era el mensaje cifrado del capitán Scott: que a veces la victoria y el fracaso eran la misma cosaLumen, 2014Compra en Casa del LibroSergio Torrijos