Como la mayoría de jueves por la noche quedo en la ladera y encuentro a Paco presto a corretear linterna en mano. No ha sido tan distinta a la salida de otras ocasiones, sólo apuntar la capacidad innata que llevamos los dos a la hora de descubrir nuevas rutas, nuevos itinerarios. Creo que lo tengo todo visto pero no es así. Siempre hay alguna zona nueva que ver y ayer llegamos a corretear por el arcén de... sí ¡de una AUTOPISTA!. Y es que este Francisco me gana a la hora de trazar nuevas vías, Marco Polo no fue nadie a su lado. Si lo dejas sólo y no le paras los pies te lleva a Marruecos sin darte cuenta y sin pasaporte. Este documento no sería necesario pues lo conoce todo el mundo y hasta los coches se detienen para saludarlo y hacerle pleitesía a su paso. Un crac. Yo, con mi timidez escondiéndome para que nadie me reconozca a estas horas por la N-330 o la A-3. Ayer sólo nos faltaba el claxon y la luz de frenada. Los coches que circulaban nuestros compañeros atónitos.