No obstante, el presidente Bauzá mantuvo su proceder que llevó a cabo, según los querellantes, “de forma pueril y con el único propósito de ahorrarse las costas procesales en caso de ser condenado, y el de las minutas del letrado que hubiera debido contratar, así como las tasas y aranceles del procurador” a tenor de la actual situación legislativa. “El querellado Bauzá –añade el escrito del letrado, Alonso de Caso– ha saqueado el erario público mientras su patrimonio personal aumentaba, también gracias al erario público”. El letrado asevera que el jefe del Ejecutivo balear, “sin el dinero de los ciudadanos, no tendría fuentes de ingresos pues sus negocios privados no han sido demasiado fructíferos”. Alonso de Caso insiste en que “el comportamiento de Bauzá no sólo tiene fines crematísticos, sino de plena demostración y ostentación de su poder como autoridad, de exponer y evidenciar de forma egocéntrica y megalomaníaca quién es el presidente de Baleares aunque deba delinquir para ello”.
La Audiencia Provincialde Baleares fallaba el pasado mes de junio a favor de Bravo frente a la demanda que presentó el jefe del Ejecutivo autonómico por unos insultos que profirió el líder de UGT como consecuencia de los acuerdos adoptados en septiembre de 2011 en referencia a la reducción de liberados sindicales y al recorte de subvenciones a los sindicatos. La Sala destacó, al hilo de la sentencia dictada en primera instancia, cómo la jurisprudencia daba una mayor tutela a la libertad de expresión que al derecho al honor en el marco de una contienda política, como sucedió en este caso, amparándose para ello en numerosas sentencias del Tribunal Supremo que, en este sentido, apelan a la necesidad de valorar el contexto en que se producen los improperios, “estando los políticos sometidos a la crítica social en mayor grado que cualquier particular”. La Audienciarecalca que sus manifestaciones–como“fascista”, “el engominado este” o “lo que propone el Govern es tan dictatorial como si, por la cara, yo decidiera sin consenso que en el Parlament sobran 30 escaños o en el Congreso 300”– se produjeron como reacción a unas decisiones del Govern presidido por Bauzá que “evidentemente, resultaban cuando menos molestas para quien representaba al sindicato que veía mermada una fuente de sus ingresos y que algunos de sus delegados que antes no lo hacían, tenían que volver a sus puestos de trabajo”.