Cada uno de los espacios de esta casa tiene una fuerza indiscutible. Los materiales tienen mucha presencia. El hormigón y la madera son la clave de este proyecto y de no ser por esto y la singularidad y el carácter de cada pieza de mobiliario e iluminación, las habitaciones serían congeladores gigantes. El peso empieza en el suelo y llega hasta más o menos nuestro punto de vista, desde la línea de horizonte hacia arriba hay silencio, paz. Una vivienda dividida en su verticalidad, de mente fría.
La luz natural que baña cada uno de los espacios es importantísima, resta presencia a lo efímero y sin ella la zona fría tendría la batalla ganada.
Le adjudican la palabra loft, no porque "industrial" sea su adjetivo más significativo, sino por su altura, por su juego de frío-calor, y sobretodo por su fugacidad.