Autor: Fred Vargas
Edición: Siruela, Madrid 2010
Quizá te ocurre como a mi cuando lees la palabra "vampiro" en la contraportada de un libro: que tuerces el morro y piensas "creo que no". La culpa de esta reacción la tienen, seguramente, las películas basadas en los libros de Stephenie Meyer, que han convertido a los vampiros en algo que no son (no he leído ninguno, así que no puedo decir nada de ellos, pero sí he visto la primera peli, que es de llorar). Si Bram Stoker levantara la cabeza le diría a Stephenie que los vampiros son seres horribles, desagradables, personajes de leyendas balcánicas, condenados, atrapados; que no se está a gusto siendo vampiro, ni tampoco se liga mucho. Así los considera Fred Vargas, que es historiadora y arqueóloga, y construye una novela policíaca buenísima en torno a la leyenda sobre una familia de vampiros, los Blagojevic, y los descendientes de una de sus víctimas, Arnold Paole. La novela tiene algún momento de "Vargas, esto es un poco forzado", pero se pasa sin dificultad y se lo perdonas con gusto. Me sigue gustando mucho esta autora francesa y su personaje, Adamsberg, aunque es tan especial que me da miedo que llegue a cansarme: espero que su creadora también lo piense y le haga desarrollarse y evolucionar.