Un marginal inesperado

Publicado el 22 septiembre 2010 por Paupelu
No es de esos jugadores que te imaginas ocupen un asiento en el fondo de cualquier banquillo. Tampoco hubiéramos pensado nunca que tuviera que realizar "workouts" (entrenamientos privados con algunas franquicias) buscando una oportunidad de cara a la pretemporada, nunca sabiendo si podría siquiera comenzar allá por finales de Octubre. Que un número 3 del Draft de 26 años y que fue elegido como el mejor jugador universitario del país (junto a JJ Redick) en 2006 tenga pie y medio fuera de la Liga no es algo que sea demasiado habitual y menos teniendo en cuenta que el chaval no figura con antecedentes penales ni ha pegado a su entrenador. Tan sólo la lesión de rodilla que sufrió en la pretemporada de 2007 puede sonar como excusa para explicar lo inexplicable.
Mucho vimos en Adam Morrison al nuevo Larry Bird, no tanto por su estilo de juego, aunque haya ciertas semejanzas en la mecánica de tiro y en la manera de moverse por la pista, sino más bien como la posibilidad de ver resucitar a esa especie en extinción que son los grandes anotadores estadounidenses de raza blanca, más allá del tópico del tirador de tres. Morrison parecía un oasis enmedio de los Lebron y compañía. Pero no sólo en lo puramente baloncestísitco, Morrison era el alter ego de la estrella NBA del siglo XXI. Sus pintas tipo "grunge", con el pelo desaliñado y su bigote ridículo, su nula capacidad atlética y su involucración en temas políticos con clara orientación marxista-leninsta... Era un seguidor del Che Guevara en un mundo donde la mayoría de ídolos hacía años que habían dejado de ser políticos o personas concienciadas con los problemas sociales para pasar a intentar ser uno mismo el ídolo de masas.
No es oportunismo el comentar que Adam Morrison es diabético de tipo 1, la más severa que existe, desde los 13 años. Morrison debe seguir un riguroso ritual de comidas y es obligado que se administre insulina en el descanso de cada partido, lo cual ha llevado a Morrison a realizar numerosas charlas informativas para jóvenes con su mismo problema. Sólo Chris Dudley había jugado en NBA siendo diabético, aunque en principio nunca ha mermado el juego de Adam. Durante su infancia él y su familia se mudaron en varias ocasiones de hogar debido a que su padre era entrenador de baloncesto. Para suerte de Adam sus huesos fueron a dar con Spokane (Washington), la misma ciudad donde nació John Stockton, que algo tendrá para que surjan jugadores de talento. Ese algo se llama Gonzaga, la universidad local, donde, al igual que el genial base, estudió Morrison. Su etapa en los Bulldogs fue más que fructifera pasando de promediar 11'4 puntos en su año freshman a los más de 28 de su año junior (máximo anotador nacional). Su salto al profesionalismo era obvio, aunque había voces que decían que Morrison debería esperar un año más para adaptar su físico a las exigencias de la NBA. Hoy estarán recordándolo orgullosos. Las famosas lágrimas de Morrison tras perder frente a UCLA en los Sweet Sixteen de aquel Torneo Final parecían una premonición de lo que sería su carrera NBA.
Desde su llegada a la mejor Liga del Mundo Morrison no ha conseguido ubicar su talento y personalidad haya donde ha estado. Su temporada de novato en Charlotte fue decepcionante, ejerciendo de Sexto Hombre buena parte de la temporada pero presentando muy malos porcentajes de tiro, en parte porque su físico le hacía difícil crearse tiros con facilidad. Acabó la temporada con 11'8 puntos y un pésimo 37'6% de acierto en tiros. La temporada siguiente no la jugaría por su lesión de rodilla y a mitad de la 2008/09 llegaría a Lakers traspasado, donde ha formado parte del equipo campeón las dos últimas temporadas con un papel más que marginal.
La última noticia de Adam Morrison es que ha estado entrenando con los Boston Celtics jugándose una plaza en los "Training Camps" junto a jugadores como Rashad McCants, Trenton Hassell y un Cuttino Mobley (al que le ha vuelto a picar el gusanillo del baloncesto tras el alta médica) y que finalmente será invitado por los Washington Wizards a realizar la pretemporada con ellos. Como ha dicho el propio Morrison: "No he jugado prácticamente en dos años, por lo que sólo estoy buscando un lugar donde tener minutos de calidad e intentar volver al ritmo de juego nuevamente". Por el bien del bueno de Adam esperemos que sea así. Lo que he disfrutado viendo jugar a este chaval en su etapa universitaria es inversamente proporcional a la suerte que ha tenido en la NBA y se aleja bastante de lo que merece. Esperemos que la próxima vez que le veamos llorar sea de felicidad y que signifique que está listo para demostrar todo aquello que una vez demostró.
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