Cerró los ojos y sopló las velas, y por el aire volaron la tarta, las velas y todo lo que se encontraba encima de la mesa. ¡Claro! es que para una elefanta soplar con la trompa es muy complicado. Menos mal que sus amigos ya le conocían ese defecto y por eso habían salido al jardín, pusieron una tarta de cartón y se habían colocado detrás de Pepa. Después de reírse un buen rato sacaron la tarta de verdad y lo pasaron fenomenal.