Poca literatura se ha hecho en España sobre la universidad. La universidad desde dentro, quiero decir (se me viene a la mente Todas las almas, de Javier Marías, que se ambienta en Oxford y que parece tener cierta influencia sobre Un momento de descanso). Orejudo no sólo se atreve con ella, sino que además la utiliza con maestría para reflexionar sobre las dos posturas que el sistema te ofrece para que elijas cómo quieres vivir: como un hombre íntegro e infeliz o como un mediocre simple pero feliz. En algunos aspectos (y teniendo en cuenta que la historia transcurre tanto en una universidad americana como en una española) la obra recuerda a Stoner, de John Williams, con sus conflictos raciales profesor-alumno, profesor-rector, profesor-cónyuge del profesor. Además, la universidad española, una institución decimonónica, turbia y nepotista, resulta un marco perfecto para un conflicto que es tan antiguo como el ser humano: la integridad frente a la debilidad. En la primera parte, Arturo Cifuentes, un viejo compañero del narrador, Antonio Orejudo, reaparece de repente en su vida tras dieciséis años y le cuenta a su amigo sus peripecias vitales en los Estados Unidos. En la segunda es el propio Orejudo quien nos narra sus experiencias vitales en la época en la que coincidió con Cifuentes en la universidad americana. Y en la tercera, ya con ambos en España, Cifuentes le propone a Orejudo desenmascarar una oscura y vieja trama que se esconde entre los pulidos suelos del decanato. La estructura no es sólo original, sino también muy pragmática, y conduce al lector a un agradable paseo a la vera de una intrigante trama que sale y entra de la realidad mezclando lo verosímil con lo inverosímil. Respecto a esto último conviene destacar el muy cervantino recurso de jugar con el lector. En este caso, al introducirlo en una conspiranoia donde es difícil distinguir entre los brochazos de realidad y las sutiles pinceladas surrealistas del lienzo del texto. Y este borgiano juego de espejos y trampantojos ha resultado ser, al menos para mí, el gran hallazgo del texto; un homenaje al texto literario en cualquiera de sus formas, una reflexión sobre el hecho de escribir, un vacile de cuidado cuando una intriga casi surrealista aparece en el libro entre personajes malos malísimos y buenos buenísimos. En resumen, una obra original, contemporánea y muy entretenida cuyo punto más débil se encuentra quizá en el desequilibrio entre lo ligero y lo denso, entre lo frívolo y lo serio, entre el humor burdo y el humor inteligente.Un momento de descanso. Antonio Orejudo. Tusquets, 2011.