Un muchacho, un ministro, Fátima Báñez

Publicado el 28 septiembre 2012 por Tenemosderechoatrabajar

http://www.patricianuro.com/2012/06/un-muchacho-un-ministro-fatima-banez.html
Yo conozco a un muchacho que es concejal en un Ayuntamiento de una ciudad capital de provincia.
El muchacho, desde edad muy temprana, tuvo claro cuales eran sus ideas y su deseo de formar parte de un partido político. Y lo consiguió. Empezó a trabajar por y para El Partido y éste le aceptó con cariño e ilusión. Y para agradecer su nivel de compromiso y el  haber sido un cachorro tan dispuesto siempre a morder a quien osara  criticar a su dueño, a El Partido, se le concedió el honor de meterle en las listas para unas elecciones municipales aunque en una posición muy alejada de los primeros puestos, de relleno.  Pero los resultados electorales fueron aún mejor de lo esperado por EL Partido  y el muchacho salió elegido por el pueblo, que es muy pueblo, pueblísimo. Se le premió dándole una concejalía, eso sí,  sin sueldo (sólo dietas, viajes y extras que su cargo pudiera necesitar) y aconsejándole algo de moderación pública al entrar de lleno en el business. El muchacho, y que es un muchacho os  lo aseguro yo que le he visto corretear cuando yo ya andaba con novios, no tiene otro trabajo más que el de concejal. Y no erraremos mucho si decimos que el resto de su vida laboral girará en torno a El Partido y, muy probablemente, a lo público, a un sueldo que saldrá de las arcas públicas. Irá pasando de puesto en puesto; un par de años más como concejal, tal vez otra legislatura a una concejalía de mayor peso, puede que un puesto en la dirección regional del partido y de ahí, hasta es posible que dentro de 15 o 20 años, llegue a ministro. ¿Por qué no?, lo hemos visto ya muchas veces y él también lo sabe. Y puede que el muchacho, cuando lo consiga, no entienda las suspicacias que despertará en los que hemos empezado a trabajar o descargando pescado, limpiando baños de bares o  cargando maletas. Ni en los que sí hemos terminado unos estudios superiores, incluso estando trabajando y eso sin tener ninguna responsabilidad política. Ni las que despierte en los que hayan pasado ya por decenas de empresas, cada una de un tipo y a las que se han tenido que ir adaptando como buenamente podían. Ni  las que vengan de los que hemos tenido que aguantar a compañeros cabronazos, a jefes incompetentes que te presionan y te ningunean, que te ponen y te quitan según tengan el día. Y todo sin corbatas, sin ruedas de prensa, sin halagos, solos. Ni de las que lleguen de los que hemos llorado cada vez que se nos acaba el contrato, nos hacían un ERE o nos despedían. O de los que hemos pasado la mitad de nuestra vida laboral sufriendo porque nos iban a echar. Hasta puede que reciba críticas de los que se arriesgaron y montaron un negocio sin red debajo, con la posibilidad de perderlo todo. Porque a él, todas esas cosas no le habrán pasado. Él, después de años viviendo de la política y de El Partido, estará completamente alejado del mundo real y no entenderá nada y menos nuestras suspicacias de mierda.  Y el caso es que el muchacho, podría llegar un día, por ejemplo, a ser hasta ministro de trabajo. 

 Como Fátima Báñez. Y podrá reformar el mercado laboral como si lo hubiera conocido de verdad y flexibilizar el despido y hasta podrá anunciar un plan contra el fraude en el empleo y nosotros haremos como hacemos ahora, descojonarnos mientras nos desesperamos, tener suspicacias y desconfiar profundamente de sus capacidades, por lo menos hasta que la Virgen del Rocío le haga caso y la eche un capote. 

 Y alrededor del muchacho, como hoy alrededor de la ministra de trabajo Fátima Báñez, siempre habrá gente que intente resaltar su valía, su carácter de servicio público, su dedicación a la política o sólo el que todas  sus chaquetas sastres sean iguales pero de distintos colores.
Y eso no será bueno, no,  será señal de que las cosas no han cambiado y que Los Partidos siguen criando, cobijando y premiando a la peor, a la mas inútil y dañina clase política que jamás ha tenido España.
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