Un mundo de datos (abiertos)

Por David Ormeño @Arcanus_tco

"Cuando no se utilizan, los datos son solo basura digital"

La frase es de Nuria Oliver, directora científica en Telefónica I+D y una de las referencias en computación en España. Pero podría ser de cualquiera que trabaje con datos.

Y es que los números, por si solos, no son nada. Ocupan gigas y teras en algún servidor olvidado. Sin embargo, equipos como el de Nuria Oliver consiguen darles valor. Su grupo de investigación es puntero en el llamado big data for social good. O como los datos masivos se pueden usar en beneficio de la sociedad.

En 2009, este equipo utilizó los registros de llamadas de teléfonos móviles en México para crear un mapa de movimientos de las personas. Era en plena crisis de la gripe A. Entre sus logros recientes también está prever los efectos de inundaciones o terremotos sobre la población.

Hace poco tuve la oportunidad de acudir a un evento del grupo Hack&Hackers de Barcelona sobre visualización de datos. Allí se enseñaba cómo poner los datos bonitos. Cómo transformar filas y columnas de números en un gráfico interactivo que nos diese la información de forma rápida. Una vez más, los resultados eran magníficos.
Y una vez más, al igual que al leer sobre los proyectos sociales de Telefónica, la pregunta que surgía era otra. Cómo acceder a los datos. Cómo sacarlos de ese servidor olvidado, quizá escondido de forma intencionada.
De momento, como individuos al margen de una gran empresa, y salvo que tengamos habilidades informáticas fuera de la ley, lo que nos queda es el movimiento Open Data.

El volumen de datos que se genera hoy en día es tal que a duras penas se puede cuantificar. Solo en Internet se hacen 4 millones de búsquedas y se ven más de millón y medio de vídeos. Por minuto. Las ciudades y nuestras casas - y también algunas personas - están llenas de sensores que generan información constante.

Pero, paradojas del ser humano, la mayoría de las veces no se hace nada con todos estos números. El open data busca hacer accesibles todos los datos, sobre todo los de carácter público y gubernamental, para beneficiar a la sociedad.

Según la Unión Europea, que desde 2012 lleva a cabo políticas de datos abiertos - aunque en realidad se ha puesto las pilas este año -, la información del open data se puede usar en tres grandes áreas:

  • Mejorar el rendimiento y la eficiencia de los sistemas públicos. Y reducir los gastos

  • Beneficiar el desarrollo económico al mejorar el acceso a la información y el conocimiento

  • Mejorar el bienestar social acentuando la colaboración y la participación en la sociedad

Grandes palabras. Pero llevarlas a la práctica es otra cosa. No todos los gobiernos u organizaciones están deseando hacer públicos sus datos. Ni la sociedad cuenta siempre con las herramientas necesarias para acceder a ellos. Aún así, sería injusto no destacar lo mucho que se ha avanzado en los últimos cuatro o cinco años.

Desde noviembre de 2015, el European Data Portal intenta convertirse en un lugar común para todos los datos públicos dentro de la Unión Europea. De acceso libre, aquí hay bases de datos de todo tipo.
Desde un mapa con los parques para perros en la ciudad de Viena, hasta el registro de la calidad del aire de Euskadi, pasando por cuántas familias europeas pueden permitirse una televisión o una lavadora. Las fuentes de datos son casi infinitas.
Bueno, no.
Actualmente, este portal europeo da acceso a unas 8.000 bases de datos. Y el número sigue subiendo.

A nivel periodístico, en el que me gusta pensar también como una especie de social good, se hacen cosas muy interesantes gracias al open data. Como por ejemplo este mapa del poder femenino en España elaborado en el Taller de Producción de Periodismo de Datos del MediaLab Prado. Merece la pena echarle un ojo.

Las ciudades conectadas, o las smart cities, que queda más cool, también se van sumando al movimiento open data. Por no salir del país, echemos un ojo a los casos de Santander y Barcelona.

Todos los datos de infraestructuras, servicios o población de la ciudad condal están disponibles en el portal OpenDataBCN. Gracias a estos datos, el equipo de Bestiario, otros cracks del big data, ha elaborado un amplio mapa de los movimientos diarios de los habitantes de Barcelona entre su casa y su trabajo.
Entre otras cosas, y gracias a su propia herramienta de visualización, Quadrigram, toda la información de la red de bicicletas públicas de la ciudad se ha convertido en mapas e información útil.

El caso de la capital cántabra es también pionero. El ayuntamiento publica muchos de los datos que genera la ciudad en Santander Datos Abiertosy los deja en manos de cualquier persona para que genere conocimiento. Sus propios habitantes han creado ya 12 aplicaciones móviles que facilitan la vida en la ciudad. Turismo, cultura, transporte urbano, todo en la palma de la mano gracias al open data y a la colaboración ciudadana.

Pero no son las únicas iniciativas. Málaga, Valencia, Oviedo o Pamplona también tienen sus proyectos. A nivel regional, Aragón ha creado la Aragopedia con todos los datos de sus municipios. Y la Xunta de Galicia busca crear algo similar con Abertos, una plataforma donde, de momento, los datos más consultados son los calendarios laborales de 2015 y 2016.

A pesar de que muchas iniciativas buscan sacar a relucir el poder del open data, también hay quien no es favorable a su uso.
Entre los argumentos en contra a la utilización de los datos públicos se encuentran las preocupaciones por la privacidad de las personas, el excesivo poder que podría llegar a tener el conocimiento público sobre el privado o la pérdida de incentivos a la investigación si todo el mundo tiene acceso a los datos.

Como en todo, el debate está servido.

Sir Timothy John Berners-Lee. Es curioso cómo algunos nombres se empeñan en protagonizar la historia. En 1989, Berners-Lee establecía la primera comunicación entre un ordenador y un servidor a través del protocolo HTTP. Si observas tu navegador, verás que esas letras siguen ahí, justo antes del WWW. En 1989 (por mucho que digan algunos de nuestros políticos), Berners-Lee creaba la World Wide Web.

Hoy, este "sir" por orden de la reina de Inglaterra, dirige el Open Data Institute desde Londres, una organización nacida en 2012 que busca liderar y ser el modelo a seguir dentro del movimiento open data. Un movimiento que ellos mismos comparan con el nacimiento de las 3W.

En 10 años, esta organización dibuja un mundo en el que todas las empresas publiquen datos como hoy publican webs. Donde la gente tenga acceso a toda la información en tiempo real. Y sepa usarla en su propio beneficio.

¿Fantasía?

En 2018 se generarán 8.6 zettabytes. 8.6 Billones de gigabytes. 8,600,000,000,000,000,000 de kilobytes. Una unidad que los más jóvenes puede que desconozcan, pero que para los que conocimos los disquetes aún tiene sentido.
Para aquellos que recordamos un mundo sin Internet que hoy parece impensable.