un mundo en cuatro paredes

Publicado el 04 febrero 2016 por Libretachatarra

LA HABITACIÓN
data: http://www.imdb.com/title/tt3170832
Ma y Jack viven en una habitación, con una claraboya en el techo por la que ven el cielo. Hay una puerta pero tiene una combinación. Y el único que la conoce es el Viejo Nick. El hombre que cuando Ma tenía 17 años, le pidió ayuda para llevar a un perro enfermo a un auto y la secuestró. Desde entonces, Ma es su prisionera. Y hace cinco años, nació Jack. Lo único que Jack conoce es esa habitación, la claraboya, una televisión con cosas que no saben si son reales o ficticias, un ratón, una serpiente hecha con cáscaras de huevos. El mundo se reduce a esas cuatro paredes, un piso y un techo. Y una claraboya.
“La habitación” es una pequeña película, muy sensible, con actuaciones notables (principalmente la de Jacob Tremblay, el nene que es el narrador de la historia, pero brillan Brie Larson y Joan Allen) y mucha discreción para contar una historia dura. Pero advertimos: “La habitación” no es la historia del secuestro de una joven. No es un policial. No es un drama. Es otra cosa, es la reflexión sobre cuál es verdaderamente lo que llamamos mundo, si lo que existe o lo que conocemos. Si nuestro Universo no está hecho a nuestra medida, a nuestra discreta y limitada medida.

El guión de Emma Donoghue (sobre su propia novela) está dividido en dos partes: la primera, la vida cotidiana en la habitación; la segunda, la vida cotidiana cuando logran salir de su encierro. Si el primer segmento plantea la angustia de una madre tratando de darle un marco de crecimiento a su hijo, en una situación desesperada, la segunda es más dramática. Cuando todas las arbitrariedades del encierro se superan, está la libertad. Todo es posible en el mundo, fuera de la habitación. Pero el shock es distinto para los protagonistas. El niño se adapta más fácilmente. Porque para él, el mundo es algo nuevo, algo por descubrir. Ve todo con nuevos ojos. Es todo una primera vez. Para Ma, la protagonista, todo se derrumba a la salida. Para ella el mundo no es un nuevo lugar: es el mundo que perdió. Y es el recuerdo de esos siete años fuera del mundo lo que la atormenta. Lo nuevo es una posibilidad; el pasado, una amenaza.
El filme dirigido por Lenny Abrahamson reflexiona sobre otro punto interesante, la conformación de nuestro entorno por la experiencia, por el contacto diario con la realidad. Jack ha sido artificialmente formateado a un espacio limitado, a un entorno pequeño con pocas fuentes externas de información. Cuando Jack pone un pie fuera del mundo, su primera reacción es de mareo. Jack está atontado, se tambalea, está sobrecargado de información. Como espectadores nos hacemos la pregunta de hasta qué punto nuestro universo (nuestra concepción del universo) no es tan limitado como el de Jack. Si lo que concebimos es siempre más elemental que lo real, que lo existente.

Otra reflexión interesante de “La Habitación” es cuáles son nuestros criterios para dilucidar lo que es verdadero o real. El problema que enfrenta Jack, encerrado en una habitación, es cómo discriminar si el mundo que su madre le cuenta, el mundo fuera de las paredes del cuarto, es un invento suyo o una realidad. No hay nada más que la fe en su madre para dirimir esa cuestión. Pero esa decisión no le pertenece, no tiene ningún control sobre ella. Salir de la habitación tampoco le resolverá el tema: sólo cambia la escala.
La escena final del filme es la resolución del conflicto. La madre ha forzado al niño salir de la habitación. Pero ella, paradójicamente, sigue presa de esas paredes, aún cuando haya salido. “Má, dile adiós a Habitación” es la última frase de Jack y de la película. Ambos, madre e hijo, cierran el círculo.
A veces, es saludable despedirse del pasado. Sobre todo cuando hay un mundo esperando por nosotros ahí afuera.
Mañana, las mejores frases.