Un mundo que no es tuyo

Publicado el 28 julio 2018 por Carlosgu82

Tan solo inicia su descenso por tu cuerpo, tan rápido como un leve suspiro, y todo ocurre mientras el aire aún huye de tus pulmones. Tu sangre es hielo, y cada vello es un puñal de hoja fina y penetrante que se adentra en tu interior, mientras el silencio invade tu mundo. Si acaso alcanzas a percibir el latir de tu corazón, que se acelera veloz y fuerte como señal de que está luchando, como señal de que estás aún vivo.

Con tu último sorbo de aire, que exhalas sin saber cuándo volverás a probar, el mundo entero se apaga, y todo tu universo se enciende. Tu mente está vacía y tu cuerpo es una coraza, una coraza que nada puede romper. Centímetros abajo hallas otro mundo, un mundo de libertad y propiocepción en el que parece que todo es posible. Todo se va, sin que nada se haya ido.

El frío es tu única realidad, y nadar tu única razón de ser. Es como volar, pero sin alas. No hay poema que pueda describir tu universo encendido, como no hay beso que pueda ceder a su olvido. Flotas como alma en libertad, y sientes que todo se disuelve como lo hacen unos gramos de sal en litros de sufrimiento. Lo único que te preocupa es poder dar la próxima brazada, pues no hacerlo sentenciará la deriva de tu universo, como lo hace tal cantidad de cosas que hay ahí fuera, cuando el calor retire los finos puñales y los recuerdos esfumen tu presente.

Te hallas rodeado de miles de historias, y con cada patada dejas atrás una parte de la tuya. Tan solo tú, el frío y esas miles de historias convertidas en gotas, que flotan deseando ser el mar. Es como escribir la novela perfecta. Es como sellar un perfecto final. Y ahí estás tú, sumergido en un nuevo mundo, un mundo que no es tuyo, pero al que perteneces y del que no quieres salir. Mas a duras penas saldrás, pues no te pertenece.

Y cuando te das cuenta ya no hay finos puñales,

y ya no puedes respirar.