Grace McCleen
El estilo tampoco convence por esa dificultad de equilibrar la inocencia de Judith y el trasfondo. Tiene cualidades: capítulos breves y concisos, un tono infantil fresco y dulce, fragmentos creativos fruto de la imaginación de la protagonista, etc.; no obstante, la expresión aniñada en ocasiones roza lo cursi, con «frases bonitas» dignas de las redes sociales y una cierta tendencia a la repetición. En definitiva, el armazón se queda corto para la complejidad de los asuntos esbozados. Pese a todo, Un mundo soñado es una propuesta interesante sobre la soledad y la opresión en la niñez, el poder de la fe y la fuerza de la mente como vía de escape; una novela delicada que no responde grandes preguntas, pero las pone sobre la mesa para invitar a la reflexión.