“Hace tres años no estaba preparado para asumir mi rol aquí, pero ahora sí. Podría haber escogido otro club, pero he elegido el camino más difícil, pero el que más placer pueda darme. Es el reto más grande de mi vida, competir en el mejor y con los mejores jugadores del mundo. Pero no tengo miedo” esas fueron las primeras palabras de Cesc Fábregas como jugador del Barcelona.
Rápidamente quedó atrás el derby con el Real Madrid por la Supercopa española en el día de ayer. El diario Sport (netamente culé), le dio la mitad de su portada de la fecha al 2 a 2 con los Merengues y la otra al estelar reciente fichaje.
La cuestión es que con la presentación de hoy, ha llegado a su fin una de las novelas más largas. Aquella que se inició allá por el 2008, cuando el nombre del volante creativo, en su momento del Arsenal, ya sonaba para pegar la vuelta. Sin embargo, Wegner le dio la capitanía y al año siguiente renovó el contrato.
Una temporada sin triunfos volvió a agitar las aguas de un río que volvía a correr. Luego de haber sido protagonista junto a Piqué, Puyol, Villa, Iniesta, Pedro y Xavi en Sudáfrica, donde fueron Campeones del Mundo, fue en los festejos que le colocaron, casi como un chiste, la camiseta blaugrana. Ya no eran sólo rumores.
Finalmente, 2010 pasó sin pena ni gloria para los Gunners, y Cesc, harto admitió que no renovaría su vínculo. Los directivos del Barca volvieron a acelerar las negociaciones y cerraron, finalmente, una historia de larga data.
El mapa futbolístico de este último semestre de 2011 se perfila de una excelente manera para el conjunto de Pep Guardiola que suma otro estratega para un mediocampo delicioso. El sólo hecho de pensar en una combinación Iniesta-Xavi-Fábregas es un manjar para cualquier futbolero de ley; y si a eso le sumamos el trío Messi-Villa-Alexis Sánchez damos por sentado que el Barcelona, de no mediar inconvenientes, seguirá siendo el espectacular equipo que nos deleitó la temporada pasada. La música de la orquesta que funciona semana por medio en el Camp Nou está preparada para dar otra gira de grandes conciertos.