Al final de un período legislativo el gobierno saliente debe hacer frente a sus promesas y compromisos iniciales. El líder de CiU, Artur Mas, ha realizado un balance de gestión comparando las promesas con los hechos, y los datos de 2003 (final del período de CiU al frente de la Generalitat) con los de 2010 (fin del mandato del presidente Montilla).
Su informe concluye que los dos tripartitos catalanes han sido incapaces de gestionar la crisis económica estableciendo algunos datos relevantes como el aumento del déficit no financiero presupuestado o del endeudamiento. Así, si la diferencia entre ingresos y gastos no financieros en 2003 fue de -363,8 millones de euros, mientras que en 2010 asciende a -7.415,6 millones. En el caso del endeudamiento de la Generalitat y de sus empresas públicas el aumento es substancial, pasando del entorno de los 13.000 millones en 2003, a los 37.000 millones en 2010.
Por otro lado, el incremento del gasto en personal de la administración pública catalana y su sector empresarial ha sido muy importante, pasando de los 140.332 personas, en 2003, a los 226.322 empleados en 2010, un 61% superior, y, en palabras de Oriol Pujol, “en absoluto el aumento se debe a policías, médicos y maestros”. A pesar de la crisis, no parece que se hayan aplicado políticas de austeridad ya que si desagregamos estas cifras vemos que los contratados por el sector público empresarial han pasado de 10.822 personas en 2003, a 22.644 cuando Pasqual Maragall abandonó el cargo en 2007, y a 45.273 en 2010. Así pues, el último tripartito ha más que doblado la contratación en esas empresas en cuatro años. El coste anual adicional en sueldos asciende a 2.400 millones.
Más impuestos
Y todo ello con un aumento de la presión fiscal en esos años ya que se ha aumentado el impuesto de transmisiones patrimoniales, el impuesto sobre actos jurídicos documentados, el tramo autonómico del IRPF, el impuesto de matriculación, el céntimo sanitario, el canon del agua, creándose además un centenar de nuevas tasas y hechos impositivos.
Otra partida donde se visualiza e aumento de gasto es en el sobrecoste de algunas infraestructuras como la de la Línea 9 del Metro de Barcelona, aún pendiente de finalización, que puede situarse entre 2.500 a 6.500 millones. O bien el desdoblamiento del Eix Transversal, de 70 millones, por citar tan sólo dos ejemplos.
Resta además pendiente una herencia complicada ya que de los anticipos recibidos por la Generalitat desde la Administración central hay un exceso que se deberá devolver en 2011. Más de 5.000 millones. Más está convencido que se encontrará la caja vacía. Una ingente tarea le espera al conseller de Economía. ¿Quién querrá el cargo?