El sábado se celebraba en Barcelona una manifestación contra el terrorismo, como condena a los atentados yihadistas que el 17 de agosto atacaba a la capital catalana y a la ciudad Cambrils. Debería haber sido una manifestación de condena, una manifestación de recuerdo y solidaridad con las víctimas y un acto para quitarnos el miedo actuando de manera global; pero no fue así.
Y no fue así porque el separatismo, el nazionalismo que controla la política catalana no quiso, porque prefirieron politizar el acto insultando al Jefe del Estado y al Gobierno de la Nación. El nazionalismo catalán prefirió hacer caja a costa del terror, acusando a Felipe VI de traficante de armas y de colaboración con el terrorismo, porque eso fue lo que hicieron, hacedlos responsables del atentado de Barcelona. Y espero que el tiro les haya salido por la culata y que, de una vez, muchos catalanes moderados se hayan dado cuenta de la jugada de esta gentuza.
Y es que para los nazionalistas todo vale con tal de sacar tajada y el sábado lo pudimos comprobar. Y es verdad que una gran parte de los manifestantes no hicieron gala de ese radicalismo, pero los que sí quisieron hacer política y hacer del acto un alegato del separatismo se colocaron muy bien detrás de las autoridades, de los representantes del Estado español, ¿quién los puso allí? En esta imagen lo podéis comprobar…
El nacionalismo radical catalán no ve más allá de sus narices, se considera el ombligo del mundo y repite los mantras y demás mentiras de sus líderes sin valorar la fuente y sin ningún espíritu crítico, porque para ellos todo lo que hacen los capos de este “procés” y la Generalidad de Cataluña está bien hecho. Ese es el gran problema de Cataluña, que una minoría extremista lo controla casi todo y es seguida por muchos que deliran…