Básicamente, con mis escritos siempre intento que la gente reflexione sobre las cosas que ya da por seguras, que se plantee la sociedad en la que vivimos y si hay otras formas de vivir más apropiadas que la actual (donde la pobreza no se ha erradicado y hay millones de personas muriéndose de hambre, recuerdo). Con el blog puedo llegar a un determinado público, sobretodo viajeros, pero con un libro puedo abarcar un público más general y colaborar (aunque sea muy poco) con el cambio que nuestro mundo necesita. Espero que me entendáis y hasta el año que viene, que seguramente empezaré un nuevo viaje alrededor del mundo.
0.Introducción
¿Conocéis la teoría del Eterno Retorno? Fue pensada durante algún momento a finales del siglo XIX por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. En esta, Nietzsche nos explica que el tiempo es parecido al dibujo de un círculo plano, empieza en un punto y da la vuelta, para acabar en ese mismo punto inicial. Una vez se ha llegado a ese final (o principio) y el círculo está completo, el dibujo vuelve a empezar, trazando otro círculo exactamente igual sobre el antiguo: con el mismo principio, con el mismo recorrido, y con el mismo final.
Por lo tanto, según Nietzsche, toda la existencia dentro del marco temporal, estaría destinada a repetirse, sin diferencia alguna, por toda la eternidad. Naceríamos, viviríamos nuestras vidas, moriríamos y volveríamos a nacer para vivir lo mismo que la primera vez, y así ad infinitum. Toda nuestra realidad estaría compuesta de ciclos idénticos, que una vez acabados se volverían a repetir.
Por qué me está contando esto este tío en un libro de viajes, os preguntaréis. Pues la respuesta es muy sencilla. Este libro contiene muchas historias, de casi todos los tipos en los que se pueden clasificar los relatos. Os hablaré de aventuras donde la muerte había dejado de ser una amenaza lejana para convertirse en el más vivo de los presentes; os trasladaré a incursiones en el salvaje y vasto amazonas donde la toma de una droga milenaria hizo que viese uno de mis futuros posibles; reviviréis vuestras historias de amor con mis romances de mochilero, intensos y fugaces como una caída al vacío, entre otras cosas que viví por aquel entonces.
Pero esas historias solamente serán una excusa para que os veáis envueltos en una historia más trascendental si cabe. El viaje es un mero telón de fondo que sirve para representaros la reina de todos los relatos. El cuento más viejo y duradero de la humanidad. Tan ligado a la existencia de nuestra raza que la define de por sí (y a toda vida en general). Se trata nada más ni nada menos de la epopeya de cómo una cosa se convierte en otra, de la transformación de una crisálida en una mariposa, del paso de una noche a un amanecer, y de cómo el frío invierno decide morir ante la presencia de la viva primavera.
Y para que la comprendáis necesitáis ver la vida cómo algo diferente a lo que el cristianismo siempre nos ha contado, es decir, no cómo una línea estable con un principio y un final, sino como un montón de círculos seguidos que, al completarse, dan comienzo a unos nuevos. Como cambio continúo.
No sé si estamos destinados a revivir nuestros aciertos y nuestros errores eternamente como decía Nietzsche, pero de lo que sí que estoy seguro es de que la naturaleza de las cosas es cíclica y cambiante, y de que este viaje significó para mí creer en eso. Formó parte de uno de esos círculos de los que os hablaba al principio, porque redujo a cenizas una etapa en mí e hizo que surgiera de entre las llamas otra, y eso es más significativo que cualquier aventura o experiencia.
Si sois de los que son capaces de entender otras maneras de ver la vida, mejor, esta historia os trasladará a lugares de ensueño y a culturas olvidadas, y los cambios en mí que se relatan aquí no os chocarán ni os repulsarán, todo lo contrario, os harán amar más el viajar y la naturaleza cambiante que reside en todas las cosas.
Sin embargo, si sois de lo que todavía son esclavos de las costumbres y de la educación establecida, quizás os den vértigo las experiencias que viví en tierra americana, algunas tan locas y disparatadas como la mente de un adolescente. Pero con vosotros tengo un reto mayor todavía si cabe que con el primer tipo de lectores: el haceros reflexionar. Cómo filósofo, si mi relato sirve para que os replanteéis algunas cosas, estaré satisfecho, y el principal motivo para escribir este libro quedará cumplido.
Si al final os animáis a romper vuestras cadenas y a abandonaros a la maravillosa aventura del viajar y cambiar, mejor todavía, cuantas más ovejas se escapen del corral, más poder tendremos para cambiar la sociedad.