Se asegura que no ha habido ningún trato de favor. La lista de espera que regula la Organización Nacional de Trasplantes no entiende de excepciones ni de personajes famosos. Cuando se espera el órgano de una persona fallecida solo la gravedad del paciente establece los tiempos. La espera se elude cuando se cuenta con el órgano de un familiar o de alguna persona cercana, como ha ocurrido con Abidal.
Cuando este tipo de trasplante se hace a un niño se le injerta el lóbulo izquierdo, la parte más pequeña del órgano. En el caso de un adulto se trasplanta siempre el derecho, el de mayor masa. La proporción a cortar e injertar se decide con un cálculo matemático para reducir al máximo los riesgos de los dos pacientes. El pedazo de su amigo sustituirá al hígado enfermo de Abidal.
Su amigo donante no solo debe tener una salud de hierro y un corazón de oro (lleno de generosidad) para soportar una cirugía que no está libre de riesgos. Probablemente también tenga una complexión similar al futbolista y un grupo sanguíneo compatible con el defensa azulgrana. Y habrá superado todos los exámenes médicos y los legales.
En España, la donación es un acto altruista y la legislación exige pasar ante un juez que verifique que no hay una motivación económica ni ninguna presión. Este paso es obligado y se exige incluso entre padres e hijos. Eticamente se admite todo tipo de transplante; si bien se rechaza el transplante de órganos que directamente pueden influir en el ser humano, como las glándulas sexuales, así como también puede haber reparos en el transplante de partes decisivas del cerebro