Los órganos de reemplazo son vitales en numerosos casos clínicos. Pero no resultan nada fáciles de obtener por diversos motivos. Un nuevo tipo de célula madre, recientemente descubierto, podría haber abierto una nueva puerta a su desarrollo.
Las células madre hace ya tiempo que dejaron de ser un tema de debate encarnizado. Su producción y uso es ahora bastante más común. Las aplicaciones sujetas a este campo de investigación prometen muchísimo. A finales del año pasado os hablamos de las células madre de tipo F. Pero ahora llega otro tipo novedoso con un potencial increíble: las rsPSCs o célula madre regionalmente selectivas. ¿Y qué tienen de especial? Pues los investigadores esperan que en un futuro nos permitan conseguir órganos de reemplazo hechos a medida y con las células de cada uno de nosotros. De esta manera podemos diseñar un órgano dispuesto para sustituir otro dañado por una lesión o enfermedad minimizando el rechazo y los problemas. Las rsPSCs abren otra puerta más de la genial medicina moderna.
Una nueva esperanza
Los órganos de reemplazo, actualmente, son de origen humano. Hablamos de los órganos para trasplantes obtenidos de personas fallecidas, donantes, que dieron sus órganos para que otra persona pudiera seguir viviendo. No obstante, esto supone numerosos inconvenientes. En primer lugar, la compatibilidad. Los órganos deben ser compatibles con los receptores, algo que depende de las células de ambos. Una vez que se selecciona a alguien compatible todavía existe peligro de rechazo. Finalmente, una vez que el cuerpo ha aceptado el órgano y ha pasado la fase crítica de rechazo, la persona ha de mantener una medicación preventiva, normalmente de por vida. Pero al menos puede vivir normalmente. Hay personas que están sujetas a máquinas médicas como la de diálisis, que hace el papel del riñón, que son un sustituto precario pero necesario. Esto se debe a que no es sencillo obtener y mantener un órgano de reemplazo.
Es más, muchas veces resulta imposible reemplazar un órgano por cuestiones fisiológicas.Sin embargo, las nuevas rsPSCs pueden brindarnos oportunidades nunca vistas hasta el momento. Aunque todavía es muy pronto para lanzar campanas al vuelo, si todo va bien, estas células obtenidas de la persona en cuestión permitirán cultivar un órgano a la carta sobre el embrión de un animal. Este órgano, además, podrá aprovecharse de las técnicas de modificación genética más recientes para poder crearlo sano y adecuado al reemplazo. El cultivo sobre un embrión animal, no obstante, ha levantado ciertas críticas ya que es una práctica éticamente cuestionable en muchos sentidos. El primero, la propia experimentación animal. Pero también el problema de tener una quimera, es decir, un ser vivo con células con ADN diferente de humano y animal.
Así se hacen los órganos de reemplazo
Hasta ahora el desarrollo de las células madre, normalmente obtenidas con reprogramación celular, se condicionaba según el momento de implantar las células y gracias a varios cócteles químicos. Las rsPSCs, sin embargo, difieren de las técnicas usadas hasta el momento en que se desarrollan según la región dónde se implanten. Tras colocarlas se les administran ciertos componentes químicos, normalmente hormonas de diseño, que dirigen la evolución del tejido. Una vez que ha comenzado a desarrollarse, el propio tejido dirige a todas las células hasta que se forma el órgano en cuestión. El estudio muestra, básicamente, la sencillez con la que se pueden seleccionar, implantar e inducir estas células al contrario que otras de diferente tipo. Por supuesto, este no es el único método para desarrollar órganos a la carta a partir de células madre. Pero como este tipo de células son mucho más fáciles de cultivar en laboratorio, resultan un método más fiable para el diseño de nuevos órganos que se pueden hacer crecer sobre el cuerpo de un animal, por ejemplo.
Es imprescindible hacerlo así, por ahora, mediante una quimera, ya que no disponemos de las técnicas ni los conocimientos necesarios para hacer crecer un órganos funcional y completo de la nada o sobre una placa de Petri. Aunque ya hay bastantes avances al respecto, por ahora la metodología para hacer órganos de reemplazo artificiales más asequible y probable pasa por el uso de células como las rsPSCs. Como explicábamos antes, esto despierta muchas preguntas sobre la ética del proceso. No obstante, la técnica todavía está en una primera fase, demasiado lejana para su aplicación. Si todo va bien, las primeras pruebas las veríamos en unos años. Y su uso médico puede estar sujeto a 10 o 15 años mínimo. Pero la posibilidad está ahí. Además, esto nos permite no solo desarrollar órganos de reemplazo, sino también investigar y acelerar nuestra adquisición de conocimiento sobre las células madre, algo que nos permitirá poner soluciones a algunas de las enfermedades más terribles de nuestra era.