Una de las principales cantinelas que tuve que soportar antes de ir a vivir a Madrid era su escasa oferta de parques y jardines. Así me lo pintaron desde luego. Después pude comprobar y disfrutar en persona que esto no era tan cierto. Lo rebatí deslizándome por maravillosos y frondosos lugares como el archiconocido Retiro, el Jardín Botánico o el Capricho. El último en llegar a la lista ha sido este poco frecuentado parque ubicado en el Barrio de Salvador, en el distrito de San Blas.
La tapia que lo salvaguarda de la fama no puede frenar a vecinos y a algún que otro curioso que se asoman a conocer las bondades de este lugar, no obstante, está considerado Parque Histórico y Bien de Interés Cultural. Su origen se remonta al año 1920 cuando su primer dueño, el Conde de Torre Arias decide regalarle al arquitecto alicantino César Cort Bortí esta enorme finca. Fue entonces cuando el arquitecto optó por trasladar un jardín mediterráneo a la ciudad de Madrid, una forma de sentir más cerca su Alcoy natal.
Por este motivo, en la Quinta de los Molinos encontramos un parque diferente, en el que cerca de 8.000 árboles nos dan una tímida bienvenida al dejarnos ver por allí. Una interesante variedad entre la que destacan pinos, cipreses y sobre todo almendros, siendo estos últimos el gran reclamo del parque ya que al estar en flor en febrero ofrecen un espectáculo delicioso. Durante nuestro paseo por sus caminos de tierra este tranquilo y silencioso lugar podemos encontrarnos con albercas, una palacete de 1925 de estilo racionalista, un estanque e incluso un merendero de piedra. Pequeñas sorpresas salpicadas al antojo de su creador para descubrir en silencio y sin prisas.
Sin embargo los claros protagonistas son dos molinos traídos de Estados Unidos y que dan nombre a este espacio. Utilizados para extraer de pozos y manantiales subterráneos el agua con la que regar el parque, sus estructuras metálicas de color rojizo destacan sobremanera ante el verde conjunto. El Molino de la Casa del Reloj y el Molino de la Rosaleda de Palacio, que así se llaman, bautizaron sin querer a otro de los grandes secretos de Madrid. Un parque poco conocido y transitado pero que merced a esa soledad que nos regala se ha convertido en un auténtico remanso de paz, a orillas de la enérgica Calle de Alcalá.
La Quinta de los Molinos
Dirección: Calle de Alcalá, 541
Horario: de 6.30 a 22 h.
Metro: Suanzes (Línea 5)
Aquí os dejo unas fotos del día que estuve visitando el parque…
Aquí podéis ver el espectacular aspecto de la Quinta de los Molinos, con los almendros en flor ( Foto de http://blog.esmadrid.com)
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