"... y baterías apostadas en el Ayuntamiento lanzaron obuses contra el Gobierno Civil, situado en la trasera del Hotel Inglaterra. Uno de ellos entró por una ventana de la secretaría del Betis, ubicada en el número 2 de la calle Bilbao, y prácticamente la destrozó." (Isabel Simó)
En pleno siglo XXI y seguimos alimentado mitos.
Uno es de esas personas que un tiempo estuvo trabajando para la Armada española por un sueldo que solo daba para algunas cervezas en el Club de Tropa. Independientemente de otras consideraciones que no vienen al caso, me aportó unos conocimientos, que ayudaron a ampliar mi cultura general. En concreto, me enseñaron a diferenciar algunos de los utensilios utilizados en la artillería y para que eran bueno cada uno de ellos. Confieso, que solo recuerdo los aspectos generales y para la elaboración de este post he decidió consultar páginas especializadas en la materia para documentar lo que digo.
Ahora viene lo del tiro tenso o tiro parabólico. Esto es la versión artillera de cómo tirar una falta. Hay dos formas: o pegas un cañonazo, (¡pedazo de símil!), o la tiras de vaselina. El cañonazo, sería el tiro tenso, y la vaselina, el parabólico.
El tiro tenso no tiene más remedio que evitar la barrera, de otra forma, nunca podría alcanzar el objetivo. Supongamos que nos permiten colocar una barrera de treinta jugadores, estaríamos obligados a utilizar el tiro parabólico, ya que la barrera nos taparía toda la portería.
Definida la diferencia entre el tiro tenso y el parabólico, volvemos a la artillería de guerra, no a la de fútbol. Obviemos las características técnicas de calibres y longitudes del ánima y vayamos a lo práctico, que transcribo de páginas especializadas en lo militar.
Las armas que producen un tiro muy poco tenso, es decir, una parábola muy acusada, se llaman morteros. Los morteros disparan con un ángulo de elevación muy alto (normalmente, pero no necesariamente, superior a los 45º).
También podrían batirse estos blancos con armas de tiro más tenso, pero habría que darles un ángulo excesivo de elevación; la trayectoria del proyectil sería muy larga, pero su distancia proyectada en la horizontal, muy corta. Estaríamos (y nunca mejor dicho) "matando pulgas a cañonazos".
El obús tiene un tiro más tenso que los morteros. Sus ángulos de elevación típicos (pero no exclusivos) están por debajo de 45º. Su alcance horizontal es mayor.
El cañón es algo parecido al obús, pero con el tubo para disparar más largo, así que el proyectil sale más rápido, para entendernos.
¿Para qué es útil un tiro poco tenso? Para batir, en distancias cortas zonas desenfiladas del fuego.
Como ven está todo inventando, es lo mismo que tirar una falta por encima de la barrera.
Estamos en Sevilla, el 18 de julio de 1936, y las tropas rebeldes atacan el Gobierno Civil con obuses… ¿Con obuses he dicho? ¡Ah, no! ¡Que no he sido yo el que lo ha dicho!
Para quien no ubique los sitios sobre los que vamos a comentar les adelantamos los lugares principales:
Ahora buscamos información en libros rigurosos que nos cuentan cómo fue aquel día de julio. Resumiendo, los rebeldes se presentan en la Plaza Nueva con una batería de ametralladoras y dos morteros, más tarde traen un cañón y otro que le arrebatan a los resistentes. Nada de obuses.
Comienza el asalto, los defensores ocupan Telefónica y desde allí disparan a los atacantes. Conforme van tomando posiciones, con el objetivo del Ayuntamiento conquistado, el ataque se dirige al Gobierno Civil, que se encuentra en la calle de atrás del Hotel Inglaterra. Los defensores han ocupado el hotel para defender mejor la posición. Desde la esquina de la calle Granada disparan contra el Hotel. El cine Capitol que se encontraba en la Plaza Nueva sufre los efectos del intercambio de proyectiles.
Una vez que rinden Telefónica avanzan por la Plaza Nueva con los cañones y disparan contra el Hotel Inglaterra para hacer rendirse a sus ocupantes. La batería de ametralladoras y morteros avanzan por el lateral de la Plaza Nueva. En la esquina de Méndez Núñez se producen enfrentamientos entre las tropas.
Y así quedó el Hotel Inglaterra.
Teniendo en cuenta el armamento utilizado y la dirección de los disparos, parece poco probable que un obús entrara por la ventana... pero no queda ahí la cosa.
Tenemos que dejar claro que no todo el beticismo piensa y actúa de la misma manera. Pensarlo no solo sería una temeridad, sino que además sería falso. Tenemos un claro ejemplo de lo que es luchar por la verdad, Rafael Medina, entre otros, pretende quitar las hojas pochas de su "lechuga" y quedarse con las hojas verdiblancas sanas y fuertes. Contar la historia como fue. Esto dice Rafael:
Del escritor y bético D. Antonio Hernández, autor del relato “La Marcha Verde”, durante una entrevista concedida a ABC el 9 de julio de 2008, al articulista D. Alberto Guillén, extraemos (...)
"Luego cuando Queipo de Llano entra en Sevilla bombardea la sede del club"
No podemos afirmar que el mismísimo Queipo de Llano, al entrar en Sevilla destruyera la Secretaría del Club, tal como afirma D. Antonio Hernández; esto, es faltar a la desconocida verdad, al rigor histórico, pues el local social verdiblanco, que se encontraba en la Calle Bilbao nº 2 "Guía del comercio e industria de Sevilla.1935 " fue destruido por una bomba cuya procedencia era desconocida.
¡Muy bien, Rafael!
Prosigue con su honorable tarea:
Sin embargo, Manolo Rodríguez y Tomás Furest, en su "Historia del Real Betis Balompié. Tomo II. Ediciones BEA. 1981", afirman que "unos días después del comienzo de la guerra fue destruida la secretaría, que se encontraba en la calle Bilbao, lo cual significó un nuevo mazazo a las ya recortadas ilusiones de quienes parecían asistir al hundimiento de la Sociedad. En aquellos días, según refieren testimonios de la época, las tropas republicanas disparaban contra el Gobierno Civil, situado a las espaldas del hotel Inglaterra. Una de las bombas, que eran lanzadas por elevación, tropezó con la farola situada en la misma esquina de Méndez Núñez, y después de romperla penetró por la ventana de la secretaría destruyéndola por completo". Si bien este relato concuerda en el comentado en el "Medio Siglo de Fútbol Sevillano", de Julio César del Arco. 1957, lo cierto es que no se citan las fuentes informativas por ninguna de las diferentes partes, y ese es el verdadero problema."
Valiente Rafael, ante los suyos. Enhorabuena.
Con permiso de Rafael nosotros vamos a ir un poco más lejos en las afirmaciones de Rodríguez y Furest.
- Unos días después del comienzo de la guerra...
- Las tropas republicanas disparaban contra el Gobierno Civil...
-Una de las bombas, que eran lanzadas por elevación, tropezó con la farola de la misma esquina de Méndez Núñez y después de romperla por completo penetró por la ventana de la secretaría destruyéndola por completo.
Para empezar, los hechos fueron el mismo día del comienzo, no unos días después. Las tropas republicanas, según todos los convenios de escritos históricos, eran los leales al gobierno, lo que también se conoce como los "rojos". Los otros, los que atacaban, se llamaban a sí mismos los "nacionales", término usado por muchos libros de historia, últimamente se utiliza el término "rebeldes" o "sublevados".
Ahora viene lo bueno una bomba lanzada por elevación... se tira para arriba y luego cae para abajo. Evidente.
En la imagen del cine Capitol hemos vistos como eran las farolas que había en 1936, pero antes de su reforma tuvo otras farolas, como nos muestra en una interesantísima entrada el pasado de Sevilla.
¿Quedaría alguna de este modelo en la esquina de Méndez Núñez? Como siempre damos el beneficio de la duda, ahí tienen los dos modelos.
Solo por sentido común, pensamos que, "una bomba lanzada por elevación" no impactará con una farola hasta que venga para abajo. Tras la teórica de armamento de la primera parte, y lo del tiro parabólico, solo me queda recurrir a Coco, con su arriba y abajo. Si la bomba cae desde arriba ¿cómo rebota en la farola? ¿Haciendo boinnnng o boooom? ¿Tan potente eran las farolas de la época?
Esto de saber si una bomba que cae para abajo es capaz de rebotar en una farola y colarse por una ventana para destruir una secretaría por completo sería un buen desafío para Cazadores de Mitos.
Además, si entra un obús por la ventana, o una bomba que rebota en una farola destruye totalmente la secretaría, ¿cómo es que el Sr. Simó llega y se pone a recoger papeles y llevarse copas? ¿No tendría que venir primero una cuadrilla a quitar escombros? ¿O los papeles y las copas cayeron encima de los escombros? No me digan ahora que entró "flojito".
Entiendo que la secretaría de la calle Bilbao sufriera daños, cristales rotos, armarios caídos por las ondas expansivas de explosiones cercanas, impactos de proyectiles de ametralladoras, puertas estropeadas... Todo esto es comprensible, estando cerca del lugar caliente, pero de ahí a las leyendas urbanas que se escriben en algunos sitos, hay un trecho.
Por cierto los que firman lo de la secretaría atacada días después por los republicanos y la bomba que rebota en la farola, son periodistas, ¿entienden ahora lo de la rana Gustavo?
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