Un país de mentirosos

Publicado el 06 febrero 2014 por Catalega @Catalega
Ayer leía una noticia que me llamaba la atención. Resulta que la política, habitual tertuliana y miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional de Cataluña, Pilar Rahola, ha mentido en el currículum vitae incluido en su página web.Mientras que en la versión catalana de su web indicaba que es licenciada en Filología Hispánica y en Filología Catalana por la Universidad de Barcelona, en las versiones en los demás idiomas se decía (ya se encuentra corregido), que era doctora en filología catalana y filología hispánica.Es decir, la Sra. Rahola decía que poseía dos doctorados cuando no es así. Algo muy habitual entre nuestra clase política y que se repite de forma recurrente, como cuando José Blanco, ministro de Fomento con Zapatero, puso como experiencia académica una licenciatura en Derecho cuando en realidad solo tenía “estudios de derecho”. Una frase muy socorrida para salir del paso. Esa misma idea fue la que tuvo Tomás Burgos, del PP, médico sin título, o Elena Valenciano, a la que le quedan dos asignaturas de estadística para acabar Ciencias Políticas.¡¡Y lo más triste de todo es que no pasa nada!! Aquí se miente, se abulta el curriculum vitae de una persona y si se hace pública la mentira se dice que es consecuencia de un error, y aquí paz y después gloria. También hay casos de experiencia laboral inexistente que se refleja en el historial, empresas en las que nunca se ha trabajado y trabajos o experiencia que se obvia.Y luego cuando te enteras que políticos de otros países han dimitido y se han apartado de la vida política por mentir en relación a una multa de tráfico o por haber copiado una tesis doctoral, te das cuenta de lo que nos queda por recorrer en nuestra democracia, de todo lo que nos falta por hacer. Porque en España con estas cosas no pasa nada, la Sra. Rahola, por ejemplo, seguirá participando en tertulias, dando su opinión y juzgando las actuaciones de otros, cuando en otros países habría sido apartada, por mentirosa.Y que no ocurra nada, que las mentiras no tengan consecuencias en la vida pública lleva a que muchos piensen (pensemos) que España es un país de mentirosos.