Hay muchas de estas situaciones, pero para mi, hay dos especialmente importantes, porque son un muy buen comienzo para liberar espacio mental y físico y también para empezar a sentirse plenamente productivo.
- No se puede hacer todo: aprende a decir no y a descartar tareas.
No todo es tan simple como hacer una lista y programar tareas, debes de cuidar la calidad de estas tareas.
En primer lugar, aprende a decir no; esta muy bien colaborar, aportar en todos los sitios, ayudar a todo el mundo,… te hace sentir implicado, protagonista, pero… zapatero a tus zapatos… que te cuesta hacer esto? tener tus tareas atrasadas? hacer tu trabajo fuera del horario?. Esta muy bien hacer lo anterior, pero siempre que tengas lo tuyo en orden.
El tiempo es finito, algunas veces debes de abandonar tareas. Pregúntate que te aportan, te aportan valor a ti? a la organización para la que trabajas? a tu equipo? te enseña o te ayuda a avanzar en algo importante? Si la respuesta es siempre que no… déjala para tiempos mas propicios… por muy bonita o agradable que sea la tarea…
- Aprende a ser breve, conciso y directo.
Cuando una informe, proyecto o presentación tratan de un tema importante, tendemos a complicarlo, nos parece que cuantas más páginas tenga o fotos o colores más se refuerza la importancia del tema. Es falso, lo que importa es la esencia, y si en media pagina esta está, ya es suficiente, no pierdas mucho tiempo en hacer grandes introducciones o gráficos con infinidad de datos … quita todos los accesorios, cualquier palabra o frase que la puedas quitar sin que afecte al contenido, sobra. Si alguien necesita más, que te lo pida y se lo envías.
Cambiar en estos aspectos cuesta, a ti mismo y a tu entorno, ya que significa hacer cosas que a primera vista pueden no entenderse. Lo más fácil es que te califiquen de antipático o de poco implicado, pero no es así y si conviene, da explicaciones… tampoco estamos hablando de ser unos maleducados.