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FERNANDO HERRÁIZ| La laguna
Mario Draghi
A comienzo de los 90, Europa se preparaba para la moneda única . En Italia, se sucedían los escándalos de corrupción y el régimen de partidos nacidos tras la II gran guerra se desmoronaba a ojos vista. La situación era delicada, y con el Euro en el horizonte urgía poner orden en el quilombo italiano. Así que se requirieron los servicios de nuestro personaje. Se le hizo director general del Tesoro, y durante diez años reinó en las finanzas italianas. Vio pasar dos presidentes y diez gobiernos de diferente signo, lo cual no parece haberlo amedrentado, más bien al contrario. Su mensaje era sencillo y limpio como la libreta de un niño el primer día de clase : para evitar el robo a mansalva de los dineros públicos, lo mejor era que no hubiese dineros públicos. O más exactamente, cuantos menos mejor.
Por aquellos años (no lo van a creer) los estados solían poseer empresas rentables en los sectores claves de la economía. En Italia Eni, IRI, Banca Nazional del Lavoro, IMI o Telecom Italia eran propiedad de la República. Según Mario, una carga para el estado, por ruinosas y corruptas, así que se hizo nombrar presidente del Comité de Privatizaciones y comenzó a venderlas, argumentando que además de los beneficios ya mencionados, serviría para equilibrar el déficit del estado y asegurar la entrada de Italia en el Euro. A la altura de 1999, el Tesoro había ingresado 108.000 millones de dólares y no quedaba nada que vender. Los dos presidentes y los diez gobiernos asintieron o callaron. Curiosamente, al entonces jefe del gobierno español se le había ocurrido la misma idea, y el dúo sureño Draghi y Aznar se paseó por las principales plazas financieras europeas con notable éxito de crítica y público.
Fuese por natural cansancio, o por comprensibles ganas de cambiar de aires, lo cierto es que en 2002 Mario recaló en Golmand Sachs, como vicepresidente de su división europea. No nos detendremos en el hecho de que el cuarto banco mundial de inversiones fue rescatado en 2008 con dinero de los contribuyentes norteamericanos, pero sí en dos episodios que enturbiaron ligeramente el perfil público del personaje.Algo antes de la llegada de Draghi al banco, Golman Sachs había comprado Eni, empresa privatizada precisamente por Mario. El asunto levantó suspicacias y rumores , y el propio Draghi hubo de salir al paso.¿Como era posible que una empresa ruinosa para lo público fuese de pronto rentable para lo privado?. Y el papel jugado por el jefe del Tesoro italiano....”Todo ha sido hecho conforme a la ley”, Mario dixe. Pero en ocasiones los dioses ciegan a quien quieren encumbrar y Draghi se vio envuelto en otro embrollo sonado.
En 2010, en pleno fragor de la crisis financiera, Grecia se hundía, y todo el aparto financiero mundial se puso en marcha para apartar del poder al primer ministro Papandreu, a quién se le había ocurrido la peregrina idea de consultar al pueblo heleno acerca de las durísimas medidas que se avecinaban. El objetivo se consiguió rápidamente, y poco después se repitió la operación con Berlusconi. La Troicadesembarcó en Atenas y comenzó a fisgar en las cuentas públicas. Lo que se encontró dejó boquiabiertos a los más conspicuos conspiranoicos: Grecia llevaba una década falseando cuentas y datos oficiales. Los informes que se enviaban a Bruselas eran en buena parte fraudulentos Y peor aún...., el país había entrado en la moneda única esgrimiendo cifras fantásticas.
El asunto olía mal, pues implicaba, o bien una incompetencia clamorosa de los bien pagados funcionarios europeos, o , lo más probable, que se había hecho la vista gorda... en fin, todo lo necesario para convertirse en el gran escándalo europeo..,pero..., no pasó nada, o casi nada.La operación engañar a Europa llevaba mas de una década en marcha, y vista en perceptiva, no era tarea fácil. Para llevarla a buen fin, fue preciso contar con expertos que conocieran al dedillo los entresijos que solo conocen los expertos.. El gobierno de Karamanlis pensó en Golman Sachs. El de Mario.
Los dos años siguientes la crisis cabalgó sin freno por el continente, y el escándalo se desinfló rápidamente. En junio de 2011 Draghi tuvo que comparecer ante una comisión del Parlamento Europeo y responder a preguntas relacionadas con el caso griego. Cinco meses después fue nombrado presidente del Banco Central Europeo.
Como decíamos, la carrera de Mario es impresionante. Su capacidad para deambular por ambos lados del espejo es ya proverbial. Ha sido el zorro y las gallinas, el fuego y el bombero. No ha dudado en descender a la trampa menuda, ni en ejercer de especialista en la totalidad. Lejano, frío, más pétreo que hierático, su voz se espera , se sigue, se teme....
Que alguien que durante años se dedicó a engañar al Banco Central Europeo sea nombrado precisamente presidente de la entidad, chirría, indigna, molesta...., pero lo realmente inquietante es constatar que más allá de ciertos umbrales ascendentes, la lógica que rige la convivencia y el mercado parecen quedar en suspenso. Gente como De Guindos, Rato o el propio Draghi han protagonizado tropiezos notables, pero el destino no parece pasarles factura. Siempre hay un nuevo cargo, un nuevo reto ejecutivo aguardándoles. No son hombres de empresa, tampoco de negocios. Para ellos, fracasar no es perder. Un concejal, consejero, empresario-empresario, no puede permitirse ni de lejos deslices semejantes. ¿Quienes son entonces? ¿la élite?, ¿la casta?....
Nada de eso, si repasan sus biografías comprobaran que siempre han trabajado para otros. Es decir, que toda su vida han sido meros empleados. Por lo que el gran secreto, la habilidad suprema de Mario y compañía es haber elegido al mejor de los patrones posibles. A cada uno lo suyo.