El turismo es otro de sus pilares económicos. Grandes barcos de crucero llegan a su puerto, llenando las calles del centro, los comercios y los restaurantes, durante las horas centrales del día. De todas formas, la mayoría de gente que llega a Stavanger es para disfrutar de sus atractivos naturales, especialmente el Fiordo de Lyse, un fiordo de la época glaciar, de 42 kilómetros de largo, cuyos puntos más visitados son el Preikestolen (ver aquí) y también la montaña de Kjerag.El centro de la ciudad es pequeño y compacto, y se puede visitar perfectamente en un día, pudiendo dedicar el resto de la estancia a conocer alguno de sus bellos parajes naturales.Llegamos a Stavanger en autobús desde Bergen, a través de un interesante recorrido (ver aquí). Al salir de la estación nos encontramos con el bonito Lago Breiavatnet que, de entrada, nos pareció un buen recibimiento.
Fuimos caminando hasta el hotel y, sin perder tiempo, salimos a descubrirla.
LAGO BREIAVATNET y CATEDRAL
Se trata de un lago poco profundo cuyas aguas llegan del Lago Mosvatnet, unos 2.5 kilómetros al oeste de la ciudad. Se encuentra en pleno centro, junto a la Catedral y frente a las estaciones de tren y de autobús, por lo que es un lugar muy frecuentado, tanto por los locales como por los visitantes. Es interesante rodearlo y descubrir las diversas aves que han hecho del lago su hogar, especialmente cisnes, patos y gaviotas. Una fuente central, una glorieta y algunas esculturas adornan su entorno.
La Catedral o Stavanger Domkirke es la sede de la diócesis luterana y se construyó entre 1100 y 1125, en una mezcla de estilos románico y gótico. Se trata de la catedral más antigua de Noruega y está consagrada al patrón de la ciudad, San Swithun y a la Virgen María. Este santo se considera el patrón del tiempo atmosférico.
Nos la encontramos parcialmente cubierta por obras de restauración.Es el pintoresco puerto de Stavanger y, salvando las distancias, sus casas de madera pintadas de colores, tienen un cierto parecido a las del puerto de Bergen. Los bajos de estas casas, antiguos almacenes de conservas de pescado, de sal y de madera, se han reconvertido en bonitos bares, restaurantes y encantadoras tiendecitas. Sobre las casas sobresale la Torre Valberg, cuya función era avisar a la población ante los frecuentes incendios.
Es un puerto muy estrecho, una especie de lengua de agua que entra dentro de la ciudad y que se encontraba prácticamente ocupado por dos barcos de crucero, uno de ellos enorme.
Diferentes Premios Nobel de la Paz han dejado marcadas las huellas de sus pies, tal como el Dalai Lama. El Nobel de la Paz, es el único de los premios que se entrega en Noruega y no en Estocolmo, pero hay que tener en cuenta que cuando se estableció este importante galardón internacional en 1895, Noruega estaba unida a Suecia.
Paseamos por el Vagen hasta el final y dimos la vuelta por el puerto de pequeñas embarcaciones privadas, el Borevika Marina. Un
poco más adelante ya se encuentra el Museo del Petróleo y las terminales de los diferentes ferris, como la Terminal Fiskepir, de dónde parte el ferri hasta Tau, para ir al Preikestolen. El Norsk Oljemuseum o Museo del Petróleo, se ubica en un original edificio y a través de su sistema interactivo, explica todos los detalles sobre el mundo del oro negro. Toda la información sobre horarios y precios aquí.Las calles – muchas de ellas peatonales - que llenan esta península que queda entre la zona de terminales y el Vagen, forman un barrio muy agradable, lleno de pequeñas tiendas con encanto, de souvenirs, de productos típicos noruegos, así como los Zara y Mango de turno que casi siempre están presentes allá donde vayas.
Casi todos los escaparates estaban decorados con la bandera del país y algún otro símbolo patriótico, debido a la celebración del día nacional de Noruega del 17 de mayo.
Una de esas diminutas tiendas con encanto, es la chocolatería Sjokoladepiken, situada en la calle Kirkegata, 21. Estuvimos un buen rato charlando con el propietario, un gran aventurero y a quien le gusta intercambiar puntos de vista con la clientela de todo el mundo que entra en su tienda. Cuando estuvimos en Stavanger hacía frío, por lo que nos sentó de maravilla un chocolate caliente, pero decir que también elaboran unos helados riquísimos. Supe de la existencia de este lugar gracias al blog
de chavetas y, golosos que somos, no paramos hasta que lo encontramos.La calle más pintoresca de este barrio es la Ovre Holmegate,
una calle corta, de pocas casas, pero todas ellas pintadas con colores vivos y alegres. Resulta que en 1860 hubo un incendio que arrasó prácticamente todas las casas de madera.Cuando se volvieron a edificar, se construyeron sin ninguna demasiada gracia y hace algunos años, un peluquero de la calle, un tal Tom Kjorsvik, propuso darle un poco más de vida de esta manera tan sencilla, pintando las fachadas de las casas de diferentes colores. La propuesta tuvo éxito y la calle ha pasado a ser una de las más pintorescas de Stavanger, se ha ido llenando de terrazas acogedoras y tiendas muy bonitas, por lo que siempre está muy animada.
Por esta zona está también la Torre Valberget que he comentado anteriormente. Actualmente ya no tiene la función de avisar de los incendios, sino que es torre del reloj y un museo. Teóricamente, desde aquí se debería disfrutar de unas buenas vistas sobre el Vagen, a no ser que algún monstruoso crucero lo tape prácticamente todo, como fue nuestro caso. Lo único que pudimos ver fueron los tejados del barrio de Gamble, al otro lado del puerto y donde nos dirigimos a continuación.
El museo se ubica en un gran edificio de la antigua fábrica, como se puede ver por las altas chimeneas de ladrillo que se también se conservan.
Además del Museo del Petróleo y el Museo de Conservas, la ciudad tiene otros museos que pueden ser de interés:
Museo Arqueológico de Stavanger (uno de los más importantes de Noruega), Museo Tele Noruego (dedicado a la historia de la comunicación), Museo de Arte de Rogaland y Museo Marítimo de Stavanger