El río vuelve a su cauce. Los historiadores, que a su modo y manera nos hablan del nacimiento de estos núcleos, más que en la procedencia o en los rasgos de los repobladores insisten en las dificultades para sobrevivir en estos escabrosos terrenos. Gonzalo Alcalde Crespo, en los últimos libros que escribe sobre la montaña, ha manejado una extensa bibliografía. Si ya en la primera serie sobre las cuatro zonas naturales, Gonzalo se va implicando más y más a medida que se llena su maleta de historias, el regreso hacia el norte siempre le depara novedades y le empuja sin duda a buscar el apoyo y la versión de numerosos autores que estudiaron la tierra, desde nuestro paisano Laureano Pérez Mier, hasta Ricardo Becerro de Bengoa, Madoz, Quirino Fernández, Angel Sancho Campo, Fray Justo Pérez de Urbel, María Luisa Montes Ramos y un largo etcétera de autores que han tocado más o menos alguno de los canales que conduce a nuestra historia.
Pero, ciertamente, salvo sus propios libros, "El Condado de Pernía", de Pérez Mier, la "Toponimia" de Gordaliza que aparece en entregas semanales en este mismo diario y los libros y artículos que hacen alusión a"La Abadía de Lebanza, no hay tampoco un desbordamiento informativo que trate específica y concretamente aquellos apartados que sirven para descubrir todos los aspectos que conforman nuestro sino, nuestra razón de ser, nuestro rico pasado, nuestro proyecto de futuro. Me refiero, en concreto, a las zonas más apartadas, a las aldeas que lenta e inexorablemente van quedándose desnudas de material humano.
Tenemos el paisaje, desbordante, eso sí; majestuoso, imprescindible. Eso, ahora mismo, es lo más seguro, lo más fiable. Se supone que nadie lo puede romper.
En Zamora, donde vive una inmensa población de lobo ibérico, tienen la Sierra de la Culebra. En Girona, "La Garrotxa", donde puede admirarse una orografía diferente, recubierto el terreno por viejas coladas lávicas. En Andalucía disfrutan de Doñana, el Parque considerado la zona húmeda más valiosa de Europa Occidental. Y aquí, muy cerca, casi a tiro de piedra, se alzan desafiantes los Picos de Europa, que el rey Alfonso XIII, por iniciativa de don Pedro Pidal –marqués de Villaviciosa– convirtió en el primer Parque español en 1918.
Nada que envidiar. Este es el convencimiento que tenemos todos, jóvenes y mayores de cualquier condición y pensamiento. Reconociendo la belleza y el esplendor de otras regiones españolas no disminuye el encanto y la admiración que sentimos por lo nuestro. Pero lancemos la pregunta que estamos masticando: ¿Eso es lo mismo que ven nuestros políticos?. Lo dudamos. Como ejemplo, recojo de la hemeroteca la declaración que hace en Cervera de Pisuerga Mercedes Sánchez, siendo Directora General de Turismo de la Junta de Castilla y León: "Nos hemos dado cuenta que la montaña palentina no lleva la evolución que consideramos para una zona de tanto valor".
Toda la ilusión y el sentimiento que albergamos nosotros, se desarma al comprobar que los actuales embajadores de esta tierra no se han molestado en correr para verlo, para sentir un poco de esa emoción nuestra, para promocionarlo, para activarlo, posibilitando así la repoblación que tanto se hace de rogar y tan difícil la auguramos. Tierras magníficas las nuestras. Grandes esperanzas. Ese es el lema que nos alimenta, porque las grandes realidades no acaban de llegar debido a que, unos no las plantean, otros no las desean, otros no dicen nada pero tiran "collejas" cuando alguien pone de manifiesto sus teorías o proyectos.
Vamos a clarificar un poco las posturas. Tenemos una preciosa tierra. Dejémosla que crezca. Abramos al mundo las ventanas. Los que viven en ella son conscientes de que la solución para seguir ha de pasar por las infraestructuras. Desde la Asociación Fuente Cobre hemos lanzado una propuesta de comunicación de gran envergadura. Propuesta que ya conocen nuestros representantes y que están considerando seriamente. Propuesta que explicaré con detalle en un próximo artículo. Se trata de habilitar un túnel por Casavegas hacia Potes, lo que nos pondría en unos minutos en comunicación con la villa cántabra, bien para repostar allí servicios, bien para recoger de allí parte del inmenso turismo que ciega las entradas y salidas de este bonito rincón de la comunidad vecina.
Para todo lo que hable de futuro hemos de tener en cuenta una buena comunicación, pues muchas de las barreras que ahora existen están relacionadas con ella. Ese es un paso fundamental para que las generaciones futuras hablen de las posibilidades de esta tierra.
@De la serie "Impresiones" en Diario Palentino, 03.01.04