Un paseo por la Alsacia

Por Rumbovino @rumbovino
Cuando uno cree que en este mundo del vino, en lo que a paisajes se refiere, lo vio casi todo, viaja a la Alsacia y se deslumbra. Me confieso un enamorado de Francia y de sus vinos, para qué negarlo. Me encanta pasear por la campiña, caminar los pequeños pueblos desperdigados por el camino, las vistas de los viñedos, sus paisajes y sus Chateaus… pasear el país galo, para mí, es un placer que cada tanto repito (cuando el tiempo y el dinero lo permiten, como hace todo el mundo). Aún así, con todo este background francés que tengo encima, luego de decantar lo que traigo en mi recuerdo de la Alsacia se me acaban los adjetivos para calificar esta región. Tanto en vinos, como paisajes y ciudades, la Alsacia es una auténtica maravilla. 
¿Los vinos y las uvas? Extraordinarios. Todos los que probé, y fueron muchos (como debe ser para hacerse una idea lo más representativa posible). Si hablamos de cepas, las blancas se llevan la palma y las hectáreas, y de ellas los galones los carga la magnifica Riesling, con permiso de Gewurztraminer, Pinot gris (sorprendentes) o Pinot Blanc. Puedo escribir un libro si me pongo en tema, así que, si quieren disfrutar de blancos extraordinarios, cada uno en su estilo, pero siempre cargados de frescura y mineralidad, este es su lugar. Sin embargo, como me reconozco un enamorado de Francia, lo soy también de la Pinot Noir, y allí, aunque en menos proporciones, he probado auténticos “pinotasos”. Frescos, minerales, elegantes, frutados, puro lujo.
Lo suyo en el tema vino es sencillo: visitas las bodegas repartidas por los pueblos (todas tienen su pequeña tienda y ofrecen todo lo que producen) y allí pides lo que quieras probar (la media de la copa de vino en la bodega cuesta alrededor de 3 €). Si no, compras algunas botellas (el precio varía entre añadas y vinificaciones, pero puedes llevarte muy buenas cosas por un precio que ronda entre los 10€ y 20€) y las degustas en el hotel mientras cenas cualquier cosa (la comida alsaciana no pasará a la historia, pero sus precios sí, bastante cara). Nosotros la mayoría de las veces lo hicimos así… compramos botellas diferentes y a probar acompañando un pizza o hamburguesa. 

Pinot Gris... sorpresa para mi, unos blancos vibrantes y elegantes únicos


¿Qué bodegas visitar? Nosotros fuimos con todo estudiado previamente, pero al llegar allí nos sorprendió tanto la cantidad de bodegas que había, que resolvimos ir a la aventura y sorprendernos. Es la mejor forma… o al menos la que más se disfruta. En general buscábamos los vignerones independientes o los productores de vinos biológicos o biodinámicos (están perfectamente señalizados a la entrada de la tienda o bodega). ¡Lo más curioso es que suelen ser lo que tienen precios más bajos!
¿Con respecto a los viñedos? Nuestra recomendación es perderse y disfrutar como niños. Más que viñedos son jardines dispuestos a los pies de la colina, entre los pueblos, uno más bonito que otro. Hay caminitos que te llevan de un lado a otro, todos indicados, pero si te pierdes, ¡Mejor! 

¿Qué es lo más bonito? Los pueblos y ciudades…. Una hermosura, difíciles de describir, hay que verlos. Pueblos medievales, a veces no más grandes que 30 o 40 casas, inundados de flores que nuestras retinas no alcanzan a analizar. No se pueden perder Ribeauvillé, Eguisheim, Turckheim, Kaysersberg o Riquewihr por mencionar algunos de ellos. En ciudades algo más grandes, pero caminables como un pueblo, Colmar es hermosa y más enófila que Estrasburgo, pero esta última es para mí una de las ciudades más hermosas que he visitado en Europa. Nosotros hicimos base logística en Estrasburgo y creo que fue un total acierto, tienes todo cerca (incluso la Selva negra en Alemania a 45 minutos, imperdible si andan por la Alsacia) y nunca te cansas de perderte por sus calles y canales.
¿Precios? Hay de todo, en general todo es bastante más caro que en España (lógicamente) pero se puede hacer turismo económico cuidándose un poco, sobre todo a la hora de comer o cenar fuera, ya que puedes dejar uno o dos riñones en algunos lugares. Fuera de esos grandes lujos, a mitad del día en cualquier terraza, un flambee (una especie de pizza muy finita, exquisita) y una copa de vino o cerveza te permitirá disfrutar si dejar maltrecho el bolsillo. 

Y aquí lo dejamos…o me pondré pesado. Si están pensando en visitar la Alsacia, ni lo duden, no se van a arrepentir. Y si además es amante del vino, el disfrute será el doble. Extraordinario viaje que esperamos repetir algún día.
Salute!
Rumbovino9 años comunicando sobre vinos, paisajes y bodegas. A favor del consumo moderado y responsable