La visita de la ciudad tiene dos partes bien diferenciadas, separadas por el río Danubio: la Fortaleza de Petrovaradin y Stari Grad o ciudad antigua.
Dentro del recinto se encuentra el Museo Municipal de Novi Sad, la Academia de Arte, un Observatorio, el Archivo Municipal y algunos talleres y galerías de arte. El símbolo de la fortaleza es la torre del reloj situada en un punto de observación estratégico. Su curiosidad es que las manecillas tienen el tamaño invertido, es decir, la aguja grande muestra las horas y la pequeña los minutos con la finalidad de que los barqueros pudieran ver la hora desde lejos.
Desde ese punto hay unas inmejorables vistas sobre el Danubio, Stari Grad y sobre los tejados de las casas del antiguo barrio de Petrovaradin.
En su recinto se celebra cada mes de julio desde 2001, Exit, que como he comentado, es uno de los mayores festivales de música del sudeste de Europa. Durante nuestra visita estaban con los preparativos.STARI GRAD
Podría decirse que Novi Sad fue un amor a primera vista, seguramente gracias al gran ambiente festivo que hizo que nos lleváramos una muy buena impresión.
Nuestro paseo por el centro es aproximadamente éste:Pasear por la calle Zmaj Jovine (nombre de un médico y poeta serbio) es de lo mejor que se puede hacer en Novi Sad. Las terracitas de los bares están a tocar unas de otras y en muchas de ellas hay música en vivo, ideal para sentarse un buen rato a descansar y a observar.
La calle desemboca en la monumental Trog Slobode o Plaza de la Libertad. Es la gran plaza de Novi Sad, centro de la vida pública y donde se llevan a cabo la mayoría de actos culturales y políticos.Destacan dos edificios, uno de ellos es la Catedral Católica del Nombre de María, cuya elevada torre me recordó la de las catedrales de Viena o Budapest. El otro imponente edificio, es la sede del Ayuntamiento. La catedral se construyó entre 1893 y 1895 en un estilo neogótico sobre una antigua iglesia de 1742.
Otros edificios a destacar en la misma plaza son el Banco de Voivodina y el Hotel Voivodina, el más antiguo de la ciudad, construido en 1854 y que goza de una inmejorable situación.
Con motivo del Tamburica Fest, encontramos la plaza llena de puestos de artesanía y productos gastronómicos. Pudimos ver varias representaciones folclóricas y actuaciones musicales.
Detrás del Ayuntamiento se encuentra la Pozorišni Trg, otra gran plaza con el moderno edificio del Teatro y una pequeña iglesia ortodoxa, con su interior ennegrecido por la infinidad de velas que se encienden continuamente.
Seguimos caminando por Kralja Aleksandra, una calle comercial también muy animada.Volvimos a recorrer la calle Zmaj Jovine en sentido opuesto y cuando llegamos al palacio del obispo, giramos a la derecha por la calle del Danubio o Dunavska ulica, otra joya, con edificios preciosos y alguna tienda antigua con mucho encanto. Unos estrechos pasajes comunican unas calles con otras y en medio de ese laberinto se puede descubrir algún rinconcito interesante.
La calle conduce al Parque Dunavski, muy agradable para pasar un rato. Tras una deliciosa cena, hicimos de nuevo el recorrido por el centro para ver los edificios iluminados y seguir disfrutando del Tamburica Fest.
Una ciudad sin grandes monumentos ni nada que la haga especialmente única, pero que en su conjunto nos hizo pasar un estupendo día.
Cerca de Novi Sad, recomiendo visitar la ciudad de Sremski Karlovci y el Parque Nacional de Fruska Gora, con alguno de sus monasterios. Podéis leer nuestra excursión a la zona aquí.