Siempre vuelvo a Peñíscola, por lo menos un fin de semana al año, no puedo resistir la tentación de pasear por la perla del Mediterráneo. De día o de noche no tiene igual.
Algunos puntos de interés merecen una especial mención. Por ejemplo el faro, el castillo o el bufador.
Pero siempre que vuelvo encuentro algún nuevo rincón maravilloso, como este bar en el pueblo viejo.
Y este año, la novedad ha sido Casa Kiko, buen vino, buen jamón, y mejor atención.