Foto cedida por Bodega Quinta de La Quietud
Tras una copiosa comida en Villanueva del Conde, ponemos rumbo a Zamora, continúan las impresionantes dehesas, y el termómetro empieza a descender… indicación de que llegamos a nuestro destino. Descanso y relax pensando en los descubrimientos del día siguiente.
Dirección Toro, ya empezamos a descubrir las espalderas, la mayoría sin podar. El termómetro marca 2°C, llegamos a nuestro primer destino:
Bodega de Quinta de la Quietud
Foto cedida por Bodega Quinta de La Quietud
Hoy tocaba limpieza de barricas… nos esperan el director comercial Pablo y el enólogo de la bodega Jean François, nos damos un corto paseo por la viñas, el frio y la lluvia nos lo impiden, las viñas de entre 20 y 80 años sobre suelos pedregosos, con abundante proporción de guijarros lucen con sus troncos retorcidos y formas caprichosas.
Foto cedida por Bodegas Quinta de La Quietud
La elaboración en depósitos de Inox, todos siempre llenos, vendimia manual, mesa de selección, despalilladora, cinta elevadora, estrujadora y a depósito… la tinta de Toro empieza a demostrar su potencial… fermentación espontánea con levaduras autóctonas, maloláctica en depósito y crianza…
Nos tenían preparada una fantástica cata con los vinos de la bodega y otras sorpresas.
Empezamos con el Corral de Campanas 2011, expresión, vitalidad, estructura, potencia controlada, un vino sensacional. Seguimos con el Quinta Quietud 2008, un vino que emociona, pocos vinos logran esa sensación y Quinta es uno de ellos… una elaboración y crianza casi perfecta… me rendí a este vino al momento, fue un flechazo.
Foto cedida por Bodega Quinta de La Quietud
Para finalizar dos joyas delicadas y personales que no dejan a nadie indiferente: La Mula, un tinto de maceración más larga, de viñedos de casi 100 años, pura compota, boca larga, delicioso y como colofón un dulce especial. La dulce Quietud, elaborado con blancas de Palomino, Malvasía, Verdejo, Moscatel, Albillo, casi un “vin de paille” dejado secar al aire libre sobre estanterías de cañas… un placer que te invita a saborearlo, engancha sin duda…
Seguimos rumbo a
La siguiente bodega: Coral Duero
Foto cedida por Bodega Coral Duero
Situada entre viñas, en un pequeño pueblo alrededor de Toro, nos recibe con gran amabilidad Mavi, y nos explica la historia de la bodega y sus vinos…
catamos el Rompesedas 2012,
Foto cedida por Bodega Coral Duero
un vino potente como no podía ser menos para un Toro…fruta y madera con gran potencial…
Nos llevamos para casa el Rompesedas 2006
Foto cedida por Bodega Coral Duero
y vuelve la emoción de los Toro, un vino del que no puedes parar de beber, acabas de comer y continuas con él… de esos vinos que no se olvidan.
En definitiva, un paseo por Toro, rendida a sus pies y a sus vinos… Hasta la próxima!!!!
Patricia Pellicer