Número de páginas: 336
Sinopsis: «R estaba sentado en la alfombra, junto a la cama, exactamente como le había visto la noche de la tormenta que un año antes nos había cambiado la vida a los dos. Me miraba fijamente y jadeaba, inmóvil, como cuando en verano se tumba al sol en la terraza, envuelto en calor.» Sentados en una cafetería una tarde de principios de verano, Fer y su madre, Amalia, esperan una llamada que no llega. Durante las horas siguientes, Fer hará lo imposible por ocultar lo que se esconde tras esa temida llamada que puede hacer añicos la calma que se ha instalado en la familia desde que, siendo apenas un cachorro, R llegó a su vida. Pero quizá esa calma sea más precaria de lo que parece. Cuando el teléfono por fin suena, la noche traerá consigo una inesperada compañía, y con ella llegarán un torrente de confesiones, verdades que quizá no lo eran tanto y las cinco letras de un nombre que, tirando del álbum familiar, Fer deberá atreverse a invocar para que la vida vuelva a mostrarle, a él y a los suyos, su mejor versión. Un perro no es solo el retrato del fascinante vínculo entre un hombre y su perro, sino también un remolino de emociones en el que confluyen una mirada tierna y cruda al universo familiar y un homenaje al amor en todas sus manifestaciones.
Opinión personal
Cuanto más te gusta una novela, y cuántas más ganas tienes de alabar un trabajo y explicar todo lo que te ha conseguido transmitir, más difícil es sentirse a la altura. Muchas cosas que destacar, muchas emociones que mencionar -porque si de algo están compuestas las novelas de Alejandro Palomas son de emociones- pero aún más ganas de que sea el propio lector quién las descubra en primera persona así que intentaré pasar de puntillas por la historia en si misma.
La soledad es quizá el momento más ruidoso del día: callan los de fuera, vuelven los de dentro.
Con 'Un perro' vuelve Alejandro Palomas. Vuelven Fer, Emma y Silvia. Vuelven las historias cotidianas que esconden una profundidad mucho mayor de lo que a priori parecen recoger. Vuelven las dificultades para seguir adelante, los fantasmas del pasado, las inseguridades y los miedos. Pero vuelven también el cariño, el apoyo, la fuerza y el amor incondicional de la familia que todo lo puede. Pero sobre todo vuelve Amalia. Vuelven sus ocurrencias, sus monólogos desternillantes, vuelven sus historias con Ingrid, vuelve la comunicación no verbal que la conecta con Shirley, su perrita a la que adora -y la que la adora a ella también- y vuelven todas las lecciones para (y sobre) la vida que acaba dándonos.
Entendí que, aunque cuando el perro es tuyo deja de ser un perro para convertirse en un nombre, en unos ojos, respuestas, presente continuo y biografía en común, para los demás no llega a ser alguien por mucho que para quien lo vive sea más alguien que muchos que debieron serlo en su momento.
Y si, es que esta novela comparte protagonistas con otro libro que el autor publicó anteriormente, 'Una madre' pero lo cierto es que no es necesario leerla previamente para poder seguir el hilo y disfrutarla. Pero no me cansará de recomendarla y animar a todo aquel que aún no se haya dejado cautivar por 'Una madre' a que se rinda ante los placeres del trabajo bien hecho que supone esa novela. Un ejemplo más de qué con una misma novela puedes ser capaz de reir a carcajadas y tener los ojos empañados y el corazón en un puño. Y si difícil tiene que ser conseguir hacerlo una vez, tanto más repetir el éxito. 'Un perro' es una radiografía más a esa familia que Alejandro Palomas ya nos presentó y nos hizo sentir nuestra. Una cara más de esa misma moneda, tan personal como la primera o más.
Aunque el título sea 'Un perro' son las personas las verdaderas protagonistas, aunque si es cierto que es R, el perro, quién los pone alrededor de la misma mesa. Y también es cierto que es R quién tiene un papel decisivo en el presente y el futuro de Fer y que ambos se cambian la vida. Y esa capacidad que poseen los animales y que el libro consigue recoger y plasmar con tanta honradez y cariño, ha sido lo que más me ha emocionado. Siempre he sentido como mía la frase "Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales" y desgraciadamente es una asignatura que en este país -y en otros tantos- aún tenemos pendiente. Personalmente he sentido esa declaración de R como miembro -y no solo parte- de la familia, más allá que como una declaración de principios, como una victoria.