En aquella serie de mensajes sobre la AVAO relataba la anécdota de aquellos viejecitos que encontré en el Principal cuando asistía a mi primera ópera, Il matrimonio segreto, y que me habían contado que en los años sesenta iban al Liceu desde Valencia en vespa. En ese momento caí en la cuenta de lo que me puedo llegar a repetir porque esa historia ha aparecido ya en varios sitios, creo que incluso en este blog, me entró el complejo del abuelo cebolleta contando batallitas y dije algo así como "ya... ya... ¿no me digas que conté lo de la vespa? ¡si es que me repito como el ajo!". Cada vez que pienso en que son ya más de 1.200 entradas las que llevo escritas no dejo de asombrarme y me parece que es casi inevitable repetirse, aunque procuro que no sea así. A la hora de escribir una entrada no le doy muchas vueltas, se me ocurre una idea y allá que voy, me lanzo y entonces sólo pienso en publicar cuanto antes, luego sale lo que sale (¿no me diréis que esta frase no suena a Rajoy?), cuando las releo a veces me hago cruces, intento rectificar y frecuentemente la meto más al fondo porque los párrafos pierden coherencia interna. Redactar no es lo mío, pero bueno, tengo mis lectores, mis seguidores, mis comentaristas, y pienso que eso es lo más gratificante para un bloguero, sí, tengo mucha suerte de haberos conocido, gran parte del merito de la cantidad de entradas que ha producido este blog en los cinco últimos años es vuestro.
Y puestos a repetirse, para amenizar esta entrada con música os dejo a Elisabeth Schwarzkopf cantando "Vilja" de La Viuda Alegre (Lehar) tal y como lo publiqué en diciembre de 2007: