Un poco de pajareo

Por Pin
El entorno de la playa de Bañugues es un sitio muy propicio para pajarear. Hay una buena diversidad de pequeños hábitats, con prados de siega, pequeños eriales donde crecen las plantas ruderales, varios arbustos dispersos y hasta alguna pequeña pomarada donde no se han recogido las manzanas. Así, una variada comunidad de paseriformes encuentra refugio y alimento.
El jueves pasado por la mañana me acerqué hasta allí y pasé un rato entretenido, localizando varios paseriformes. Sin ninguna duda, los que más me presta ver son la pareja de gorrión molinero Passer montanus que lleva ya un tiempo aquerenciada a la zona, y que hasta donde yo sé es la única que se encuentra actualmente en el concejo. Aquí los vemos, muy tiernos, descansando en un poste de teléfono.

También lleva algún tiempo por la zona un pequeño bando de jilguero Carduelis carduelis, aunque parece haber disminuido su número, y es que la cantidad de plantas con semillas se ha reducido bastante, sobre todo las compuestas.


Ambas especies no tienen problemas para coexistir, y es que en el invierno, para estos pequeños pajarillos, la unión hace la fuerza.

Con el bando de jilgueros también se encuentra algún que otro pardillo común Carduelis cannabina, estos sí que han disminuido su número, hace un mes teníamos una buena concentración. En la foto vemos un ejemplar en la esquina superior derecha.

El fringílido más frecuente en la campiña de Gozón en época invernal es el pinzón vulgar Fringilla coelebs, y este año han llegado nutridos bandos de la especie desde sus zonas de reproducción europeas. En esta zona  he podido ver varios ejemplares que se unen a los jilgueros para hacer piña buscando alimento. Por un lado tenemos los machos, bien reconocibles por su plumaje más colorido, entre otras cosas conservan la mejilla rojiza y la nuca grisácea, aunque no tan esplendorosas como en la época nupcial.

Y por otro las hembras, menos contrastadas y más verdosas, muy similares a los juveniles de la especie.

Por los campos de la zona nos encontramos con el siempre presente bisbita pratense Anthus pratensis, quizás el pajarín más numeroso en el invierno gozoniego, detrás del gorrión por supuesto. Suele andar por el suelo, en pequeños grupos, buscando su comida, que en esta época del año es muy variada, y consta tanto de pequeños invertebrados como de semillas.

Al andar tan pegada al suelo, en muchas ocasiones no los detectamos hasta que se levantan con su característico reclamo, y de vez en cuando se detienen en algún posadero alto que nos ofrece una mejor ocasión para fotografiarlo.

Y en los setos revolotean varios mosquiteros europeos Phylloscopus collybita, nerviosos e incansables en su búsqueda casi incesante de pequeños invertebrados. Estos pajarillos pasan la mayor parte del día alimentándose, y se detienen en contadas ocasiones a la vista del observador. Afortunadamente logré congelar el tiempo cuando uno se detuvo un pequeño momento en un arbusto cerca de la playa.

Hasta aquí una pequeña muestra de lo que este rincón ofrece para el aficionado a la ornitología. Sin duda lo suficiente para pasar una buena y entretenida mañana de invierno.