Un poema de Sonia Fides y una canción de Local natives

Publicado el 19 febrero 2010 por Enriqueortiz
Siguiendo el hallazgo de un libro que compraré hoy mismo (si puedo y más abajo descubrirán por qué), me tropiezo con un poema que me arregla la semana y, seguramente, todo el fin de semana. Es de Sonia Fides, artífice de un blog que sigo (con devoción) desde hace tiempo: Mademoiselle Joue avec son revolver. Lo dejo aquí por si alguien se apunta a un fin de semana voraz, sorprendente, muy emocionante, descreído y hermoso, muy hermoso, como lo es este poema, que sigo disfrutando cuando vuelvo a él.
ESOS FUNAMBULISTAS METÁLICOS QUE SON SIEMPRE LOS DESCAPOTABLES

Es verano,
lo dicen los termómetros,
las casas vacías,
los buzones que rozan la obesidad mórbida,
el desierto en que se han convertido
los parking de la ciudad,
la inconsciencia de esos funambulistas metálicos
que son siempre los descapotables.
El mío baja a cien kilómetros por hora
por una carretera que bien podría ser descrita
como el living room de ese lugar en el que,


según la Iglesia,
sus habitantes conviven con un verano

ininterrumpido y extremo.
Mientas conduzco noto que me convierto en un asesina,
y no tiene nada que ver con que los mosquitos
acaben aplastados sobre el parabrisas.
Piso el acelerador
y una música desbanca a los cantante de moda.
Es la señal para fingir,
para soportar con estoicismo el aire en la cara,
para asumir que lo mejor para nuestra decadencia
es que se haga adulta viajando al aire libre.

Y vía Los colores de los pensamientos, de la siempre genial Viola Tricolor encuentro (gracias) un grupo que me ha vuelto loco, Local Natives y que pienso escuchar entero. Les dejo este tema, Sun Hands, repleto de encuentros, idas y venidas y mucha música. Perfecto.

Y qué les puedo contar que ya no sepan. Pero qué tiempo más malo, señor. Me da un poco igual. En unas horas marcho (cuánto se utiliza el verbo marchar en el norte de Espaggna; todavía recuerdo a una señora, en un pueblecito de Cantabria, diciéndole a un perro "marcha, marcha"; me quedé alucinado y pensé en cómo se iba a ir un perro diciéndole marcha. Eso sí, el perro se fue, qué cosas) hacia Valencia. Mi objetivo, muy sencillo: dormir algo más de lo habitual, desayunar como un rey y, claro, disfrutar de mi plato preferido: la paella. Hoy pienso tomar la ortodoxa paella valenciana, y mañana sábado un arroz de marisco o un arroz a banda. También pienso probar (para cenar y dormir bien) algo, un fenómeno ufo de ésos, de lo que he oído hablar y no me termino de creer: un bocadillo blanc i negre, que mezcla longaniza y morcilla con algo de all i oli. Si puedo hacer una foto antes de lanzarme a él, la pondré por aquí (lo prometo). Lo malo es que me conozco y sé que terminaré mandado al diablo la foto cuando vea el bocadillo. Ayyyy. Les agradezco su tiempo y su paciencia. Les mando besos y abrazos y les voy a traer un poco de paella y un poco de bocadillo, ele. Biba el blanc i negre y Biba Valencia.