Un Gobierno PSOE y Cs, sólo puede generar más tensión en Catalunya. Un conflicto que parte de la premisa del reconocimiento de la soberanía de un pueblo no se resuelve disolviendo su autogobierno. España no debe y no puede imponerse. La libertad se basa en la voluntad del pueblo, en la pluralidad y en la base de un espacio compartido. Lo que hay que hacer es encontrar salidas comunes y encauzar lo que se ha abandonado. El diálogo. Oprimir a Cataluña y secuestrar su autonomía es cometer una acción autoritaria y, en términos de gestión del conflicto, inútil, torpe y excesiva. Imponer el artículo 155 sería una media esperpéntica.
Está claro que un Gobierno de este signo no es la herramienta para un fin primordial como es la resolución de este conflicto. Un Gobierno debe trabajar en favor de la voluntad popular, debe estar orientado a cumplir la misión que la Constitución establece, desde luego, pero en todo su contenido, como el de hacer realidad la voluntad de la Nación española de garantizar la convivencia democrática. De lo contrario lo que se conseguiría sería llevar a España al desastre.
Podemos, con más sentido común de Estado que los demás, apuesta por el diálogo entre el Gobierno y el Govern. Es la posición más honesta y comprometida que hemos oído en los últimos años, abogando de verdad por todos esos millones de españoles moderados y prudentes que han salido a las calles con banderas blancas en un conflicto identitario. Estamos hartos y cansados de esta cronificación deseada y buscada por algunos de un conflicto que, evidentemente no van a resolver quienes lo han generado. Este tipo de acontecimientos no se soluciona con un “ni para ti ni para mí” entre las dos partes, sino con propuestas de avance real. Pero la realidad es que mientras se habla de esto, no se cuestiona lo otro, es decir que España no solo tiene una crisis de Estado definida por la crisis territorial, sino una crisis social, económica y política. Y esto sólo puede resolverse con veracidad, con propuestas sinceras y capaces y con responsabilidad. Cualidades que un posible Gobierno PSOE-Cs no poseería.
Ciudadanos está en una encrucijada mucho mayor como para preocuparse por problemas sociales urgentes y menos en campaña. Muy lejos de sus orígenes, asume hoy que su futuro está en ser una alternativa de derechas al PP. Pero duda de todo, quizá porque es sólo como partido la imagen de su líder, un timorato veleta sin una ideología definida. Dejando de lado lo que pueda provocar la crisis catalana, la pregunta es si Podemos puede ser la fuerza de ruptura necesaria ya en España. Y la respuesta es obvia, es muy difícil, a no ser que consiga sumar una movilización social de verdad que le permita convertirse en protagonista político. Hoy por hoy, según las encuestas, a lo más que puede aspirar Podemos es a mejorar sus resultados electorales, o a formar parte de un Gobierno de progreso si al PSOE le da por volver a la linea progresista.
Pero, ¿qué sucede para se hable de un posible Gobierno PSOE-Cs? Al margen de que esta es la apuesta del IVEX 35, los objetivos democráticos de máximos de Unidas Podemos podrían hacer tambalearse al partido de Pedro Sánchez, porque el PSOE creó sus propias zonas oscuras y delicadas durante sus períodos en el poder. No obstante, si fueran inteligentes y tuvieran realmente una preocupación verdadera por la problemática actual de la sociedad, comprenderían que sólo a través de un acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos conseguirían una auténtica regeneración y volver a su raíz, porque en democracia, y con tantos puntos en común, la pugna política entre fuerzas de trazo progresista paralelo es enteramente beneficiosa para la gente, para el pueblo.