Un post de historia, bañeras y sabores: La Antoñita

Por Lagastroredactora @lauraelenavivas

Historias de restaurantes

Una bañera de mármol con un mapa al fondo…

¿Te extraña la imagen? Un lavamanos que es una bañera antigua en un blog sobre gastronomía

Esta bañera pertenece a la historia de Madrid.

Era propiedad de la Posada del Peine. Su dueña se la regaló a la propietaria de la Posada del Dragón. Hablamos  de hechos ocurridos hace muchos años.

En su nueva ubicación la usaron como instrumento para fabricar jabones, porque aquello era una jabonería contigua al edificio que albergaba la posada.

Pasaron las décadas y llegamos al siglo XXI, cuando Oscar Lucas se convierte en el nuevo posadero (¡me encanta el título!) de la Posada del Dragón, un edificio construido en el siglo XIX por el Marqués de Cuba, cuya corrala fue alojamiento de comerciantes del Rastro y proveedores del mercado de La Cebada.

Los nuevos dueños, con Lucas como director y quien me contó esta historia, decidieron  reformar por completo la construcción, crear un hotel boutique con espacios gastronómicos y anexar con él la antigua jabonería que estaba al lado.

Como es un edificio protegido, los de Patrimonio Histórico de Madrid les exigen entonces que conserven ciertos elementos por su alto valor histórico (valga aquí la redundancia) y uno de ellos es esta bañera de mármol, la que determinan ubicar en el baño del futuro bar y restaurante y construir alrededor de ella el resto de la habitación, a la que le agregaron en sus paredes una réplica del primer plano de Madrid, el realizado por Pedro Texeira por encargo de Felipe IV.

Y es así como una antigua bañera empleada para usar jabones se convirtió en el principal atractivo de los baños de la La Antoñita, el restaurante al que me invitaron a cenar hace unos días para probar algunos de sus platos y del que te quiero hablar hoy porque me gustó mucho. Ya sabes que si no me gusta lo que pruebo, simplemente no lo menciono.

El restaurante

La Antoñita está situada justo en lo que era la jabonería, aunque una vez entras se comunica interiormente con la Posada del Dragón que tiene su propio portal y en el que se encuentra la barra de tapeo desde la que se ve al fondo la preciosa terraza en el patio de la corrala donde están las habitaciones. Según la web cada espacio gastronómico tiene un nombre distinto (La Antoñita, Dragónate, La Corrala y La Despensa), lo que produce un poco de confusión porque todo está próximo y se ve como un conjunto.

Eso en realidad importa poco, porque el lugar es simplemente precioso. Si miras al suelo verás que es transparente, porque debajo están los restos de la muralla árabe y cristiana; si miras arriba estando en la corrala te encantarán la escalera de madera, los textos en las barandas que cuentan la historia de Madrid y mirar el cielo; si miras alrededor te gustará, y mucho, la decoración que combina elementos modernos y antiguos.

El cielo de la corrala de la Posada del Dragón

Si a todo lo que te estoy narrando le unes una cocina que le da mucha importancia al producto, que combina una gastronomía tradicional aderezada con ingredientes de otros lares, atractiva a la vista y sabrosa al gusto, el conjunto es un espacio que te recomiendo visitar y disfrutar.

Mi mesa en La Antoñita

Yo esa noche probé varios platos en versión tapa (si no podía terminar explotando) de los que nos hicieron Pedro y Leticia, los chefs, y los que más me gustaron fueron unas impresionantes croquetas hechas con mejillones tigre a las que le añaden jengibre, que comí junto a una deliciosa ensalada de tomates (4 variedades) marinados. El otro plato que más disfruté fue un tataki de salmón con wakame envuelto en una oblea de arroz y acompañado de una mayonesa de wasabi. Aquí tienes las fotos, aunque advierto que no son las mejores (la luz era tenue en el salón):

Ensalada de tomates marinados y croqueta tigre

Croqueta tigre en todo su esplendor

Tataki de salmón con wakame envuelto en una oblea de arroz

Finalizamos con el postre icono de la casa, una pastilla hecha con chocolate blanco, sellada con el nombre de la casa elaborada con caramelo de violetas y acompañada de espuma de limón. El resultado es ¡un jabón con espuma! Chulo, rico y divertido.

Jabón La Antoñita

Probé otras propuestas muy buenas, algunas de ellas para repetir. Aquí tienes todas las fotos para que mires lo que comí y lo que vi, y en este enlace podrás echarle un ojo a la carta. Si no te apetece ir a cenar sentad@ puedes picotear en la barra y tomarte unos vinos en plan informal, Óscar, el posadero, suele estar por allí amable y atento a todo lo que sucede. Lo que sí te aconsejo es que, de la forma que sea, los visites. Seguro que te gustará…

Y si lo haces ¡¡¡cuéntamelo!!

Canelón de rabo de toro, otro plato riquísimo!

Una apuesta arriesgada e interesante: Caballa confitada con empanada de huevas de caballa e hilos de chile

La ginebra invitada: Ampersand

La corrala de La Posada del Dragón

¡Feliz semana!

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Restaurante La Antoñita (Posada del Dragón)

Calle Cava Baja, 14. Madrid

Ticket medio: 25 euros

Reservas: 91 119 14 24

info@posadadeldragon.com

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