Un post verrrrde

Por Pingüicas

No cabe duda que estas nuevas generaciones vienen corregidas y aumentadas. Sobre todo, corregidas…  y es que ―a diferencia de la mía― esta generación sí tiene una verdadera conciencia ecológica.

Por supuesto que todos sabemos que hay que separar, reciclar y reutilizar la basura; y estamos más que conscientes del problemón de agua que existe en el mundo. Sin embargo, para mis hijos esto es algo tan cotidiano que realmente no conciben que podría ser de alguna otra manera. Es clarísimo, ellos vienen ecológicamente corregidos. Me encanta. Me enorgullece. Me contagia.

Por eso no me sorprende que uno de sus lugares favoritos sea Grrrren Monster, una tienda 100% mexicana, que vende juguetes y otros productos fabricados con materiales reciclables, cuyo objetivo es educar para crear una verdadera conciencia de las cuatro erres: rechaza, recicla, reduce, reutiliza.

Grrrren Monster cuenta con una serie de personajes divinos que terminan ganándose el corazón de los niños (por lo menos, eso sucedió con los míos), sensibilizándolos aún más en el tema de la ecología.

Pablo, por ejemplo, adora a su monstruo. Éste es un personaje relleno de botellas recicladas de PET, cuyo ojo y antenas le ayudan a mantenerse alerta a los cambios del planeta. Dicen que es alérgico a las bolsas de plástico. Sus calentadores son un símbolo del calentamiento global. Su “casa”, un empaque de tetrapack, forrado de periódico. Más erres que eso, imposible.

Pía tiene una muñeca, cuyo nombre original es Grrrren Girl, pero aquí en la casa es mejor conocida como “Mi-René”.  Es la típica muñeca de trapo. Pelo de estambre, ojos de botón. Cero pilas. Y lo más lindo es que le puedes comprar diferentes vestidos, de todos los estilos y colores.

Mi-René, al igual que todos sus muñecos, está hecha de materiales orgánicos y reciclados. Y por si fuera poco, todos sus productos están hechos por personas de escasos recursos o de la tercera edad. Entonces, no sólo se trata de un proyecto ecológico, sino también social.

Vale la pena darse una vuelta por ahí. Si no es para comprar algún juguete, bolsa, llavero, gorro, bufanda o maceta, tal vez te interese tomar alguno de sus cursos acerca de cómo hacer composta o bien, llevar a tus hijos a algún taller de reciclaje.

¡Vamos! Es un pasito más para adentrarnos en esta mentalidad verrrrde de las nuevas generaciones. Tus hijos y el planeta te lo agradecerán.