Un precio justo
El arqueólogo dio con el lugar que le indicaron los lugareños y comenzó las excavaciones hasta que halló una cámara subterránea. Con mucho cuidado, bajó por unas escaleras de mano y se aseguró de que la estructura, de miles de años de antigüedad, era sólida. Para su sorpresa, estaba en perfectas condiciones y durante su inspección encontró una tablilla que, tras muchas horas descifrándola, le indicaba la presencia de un tesoro. Por desgracia, también le advertía de que estaba a punto de internarse en un laberinto lleno de trampas.
Todas las historias y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.