Esta imagen que he escogido ha sido meramente al azar entre otras muchas que podría haber publicado. En otra imagen podría haber salido Obama o cualquier otra persona. Porque hay al menos una cosa en la que todas las tendencias políticas están de acuerdo. Ya sean partidarias del fascismo o de la democracia, del liberalismo o del socialismo, todas están de acuerdo en que es legítimo que usemos a otros animales para nuestro beneficio. El prejuicio del especismo subyace y trasciende a todas las doctrinas políticas y forma parte de la base cultural de nuestra sociedad.
Muchos guerreros celebraban la victoria del combate comiéndose los cadáveres de sus enemigos. Comer a otros animales no sólo se hace por placer o por costumbre. El hecho de usar a otros animales como comida es un ritual en donde se celebra la dominación del ser humano sobre los demás animales. Es una glorificación de la violencia y la opresión sobre seres inocentes e indefensos.
Sin embargo, podemos ver que casi todo el mundo reacciona con disgusto cuando se le plantean casos de violencia contra otros animales. Recientemente un supuesto "artista" planeaba matar a martillazos, en público y al son de la música, a algunos animales nohumanos como parte de su obra. La indignación popular es casi unánime a la hora de rechazar estos actos. Pero lo que pretende hacer este individuo no es diferente de lo que ocurre todos los días en granjas, laboratorios, mataderos, y otros lugares en donde son rutinariamente explotados los animales nohumanos. Y no sólo consentimos que esto ocurra cada día sino que además pagamos por ello y usamos los productos de esos crímenes como comida (carne, leche, huevos,..) o como ropa (piel, cuero, lana,...) ¿Cuál es la diferencia?
Casi todos coincidimos en que está mal hacer daño, matar o hacer sufrir a otros animales. Pero participamos en actividades que implican esclavizar, dañar, y matar animales nohumanos. Decimos rechazar la violencia pero al mismo tiempo vivimos en una cultura de la violencia. Hay un problema de conexión, de coherencia, entre nuestras intuiciones, y nuestro sentido moral, y las creencias y prácticas que sostenemos en nuestra vida cotidiana.
Cuando a uno le educan (le adoctrinan, más bien) desde niño para considerar que está bien discriminar y explotar a otros animales entonces lo más seguro es que lo asuma como tal. Durante los primeros veinticinco años de mi vida yo comí animales y nunca pensé que estuviera haciendo nada malo. Porque nadie me dio a entender que hubiera nada malo en ello, sino que era algo normal y que todo el mundo hacía. Hasta que por casualidad un día recibí cierta información que me hizo ver las cosas de manera diferente, y a partir de ahí darme cuenta de que no está bien explotar a los demás animales.
Creo que es un error considerar que hay maldad o crueldad en estos actos, cuando la gran mayoría de personas que han sido adoctrinadas en el especismo no tienen siquiera conciencia de estar haciendo algo malo. Los prejuicios y la inercia tienen mucha fuerza en nuestra mentalidad, y el activismo que en contra del especismo y la violencia tiene una presencia todavía muy minoritaria. Por desgracia, la mayoría de la gente no tiene conocimiento de lo que es el veganismo o los derechos animales.
La educación que recibimos, y el ambiente en el que vivimos, condicionan en gran parte nuestra forma de pensar y actuar. Pero también tenemos la capacidad de reflexionar y cuestionar nuestras ideas y costumbres recibidas. Se trata de una cuestión de educación. No es un problema de crueldad o de falta de sensibilidad. Es un problema principalmente educativo. Y entiendo que sólo enfocándolo de esta forma es como vamos a poder solucionarlo. Nunca con hostilidad, sino desde la empatía. Cualquiera que tenga nociones básicas de pedagogía sabrá que es más efectivo adoptar una relación cordial y amistosa que una agresiva y hostil. Sin contar con que independientemente de los fines que pretendamos conseguir, todas las personas siempre merecen por lo menos un mínimo de respeto básico.
Hay gente que está informada y aun así sigue participando de manera consciente en la explotación animal. Pero hay que tener en cuenta que esa información tal vez significa meramente para ellos un momento más en su vida. El resto del tiempo siguen viviendo en un ambiente especista que reafirma sus prejuicios. Por eso, necesitamos más activismo, mucho más activismo vegano, para poder contrarrestrar el constante influjo de adoctrinación especista que hay en nuestra sociedad.
También hay que tener en cuenta que no todos reaccionamos siempre de la misma manera. Si yo hubiera recibido el mensaje en otro momento de mi vida tal vez no hubiera asimilado la información del mismo modo. Pero es un hecho que la gente cambia. No pensemos lo contrario. Si estudiamos la historia veremos que los hechos muestran que la forma de pensar y de vivir puede cambiar (y ha cambiado) radicalmente debido a la presencia de ideas y movimientos sociales que han alterado y derribado la inercia de las estructuras ideológicas dominantes.
Claro que no niego que haya casos individuales de personas que tengan un carácter malvado o cruel, pero esto no se puede generalizar a la mayoría de la población. En el peor de los casos, la mayoría simplemente se deja llevar por la inercia o por la indiferencia. De otro modo, no sería necesario que hiciéramos activismo. El activismo es indispensable porque un prejuicio tan arraigado como el especismo no puede ser confrontado y erradicado en poco tiempo o con poco esfuerzo.
Los veganos no somos especiales ni esencialmente diferentes del resto de la gente, por eso la mayoría reacciona igual que nosotros ante la violencia contra los demás animales. El problema es que sólo lo hacen cuando se trata de un hecho que se aparta de sus propios hábitos y costumbres (comer animales nohumanos). No se dan cuenta de que toda violencia es igual de innecesaria e igual de inmoral. Y la única manera de conseguir que se den cuenta de ello (que hagan la conexión entre aquello que rechazan y aquello que apoyan, para comprender que es lo mismo) y cambien de actitud, es enfocar nuestros esfuerzos en la educación vegana.
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